La quiebra de la República.

OPINION

Por Inocencio Yáñez Vicencio.
La mejor obra sobre Teoría General del Estado, en palabras de Hans Kelsen, es la del alemán Georg Jellinek, que comprende los aspectos sociohistóricos y jurídicos, pero no obstante el gran paso que da, al no encerrarse en lo jurídico, queda coja su versión al no articular estos campos.
Sin duda alguna, el estudio de las estructuras, organizaciones e instituciones al margen del contesto en que se producen y el juego de fuerzas que se disputan su orientación, termina por vaciarlas de su contenido como le sucedio al mismo Kelsen, que viendo en el Estado puras relaciones jurídicas, disolvió al Estado en el derecho y al derecho en el Estado y remontando la validez de la Constitución a una posterior, se deslizó a una ficción.
La comprensión de nuestra Constitución de 1917, sería impsible sin acudir al Diario de los Debates de su Constituyente. Con razón dice don Jesús Reyes Heroles, que cuando Heriberto Jara Corona, a la impugnación que hace la corriente de los abogados contra la propuesta de los artículos de carácter social, bajo los principios decimonónicos de que de acuerdo con la teoría clásica liberal, una constitución se compone de una parte orgánica y una parte orgánica, la primera relativa a la organización de los poderes y la segunda a los derechos individuales, el ilustre diputado constituyente veracruzuna les derrotó con aquellas sabias palabras: ¿ quién ha dicho de cuántos renglones, cuántos capítulos, cuántos artículos, está compuesta una Constitución? Concluyendo: si es así, nada tenemos que hacer aquí( no son textuales las citas, pero son reales).
No olvidemos que el proyecto de » reforma» que recibió Luis Manuel Rojas, presidente de Congreso Constituyente de parte de Don Venustiano Carranza, encargado del Poder Ejecutivo, fue a dar al cesto de la basura. El mérito del Varón de Cuatro Ciénagas fue precisamente haber dejado en libertad esa Asamblea, no obstante, cualquiera que escudriñe en los diarios de los debates, comprobará un ir y venir en las negociaciones. No fue mérito de los abogados sino de los revolucionarios, destaca Reyes Heroles, que los derechos sociales se hayan plasmado en la Constitución y no se dejaran a las leyes secundarias.
Cualquiera que se interese por el derecho constitucional mexicano debe empezar por escudriñar los diarios de debates del Congreso Constituyente del 17 ( mínimo), para darse cuenta que nuestra Ley Suprema, si bien es cierto se nutre del pensamiento universal, no es producto de ningún mimetismo, menos de culturas que nos son muy diferentes, por cerque que estén. Menos son ocurencias. Tienen una historia, que no es otra, que nuestra historia y lo mejor de la historia de los pueblos que luchan por su libertad.
La República como forma de gobierno es un concepto que incluye elementos específicos que no pueden suprimirse sin alterar su naturaleza y por otra parte, sintetiza una las relaciones de una época.
Maquiavelo pudo comprender el valor de la República, abrevando en Tito Livio, sin su conocimiento hubiera sido muy difícil que fundara la Ciencia Política moderna. Es en los años 510 para unos, en el 507 para otros, a.de C., que llega a su final el reinado que según la tradición comenzó con Rómulo y sigue con Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquino Prisco, llamado el Antiguo, Servio Tulio, y, termina con Tarquino el Soberbio. No son todos monarcas absolutos. A Rómulo se atribuye la fundación de un senado de 100 » padres», lictores, curias…Lo que demuestra que siempre preocupó la concentrar del poder. Esa preocupación por frenar el abuso del poder llevó a los romanos a pensar en conttolar el poder desde dentro del poder institucionalizado. Cuando en destronan a Tarquino el Soberbio, en 510 o 507 antes de Cristo, pudieron sustituirlo por otro rey, pero no. Dan nacimiento a la República, inaugurando un régimen moderado y equilibrado, con cónsules, es decir, un gobierno colegiado. Polibio pasaría a la posteridad bautizándolo como gobierno mixto. Polibio es un griego secuestrado por los romanos, que estudiosos como Bobbio, lo citan mucho como fuente del equilibrio de poderes. Los romanos no volvieron a tener como alternativa de poder a un régimen con el nombre de monarquía, el nombre de rey les producía escozor. Acudieron a la dictadura constitucional, al Triunvirato. Ni siquiera Mario, Sila o César pensaron en restaurar la monarquía. El régimen militarista que inicia con Augusto, lo llaman Imperio, que surge cuando no es posible que generales tengan que someter sus decisiones al Senado, institución que no obstante se conserva como fachada, cuando la sede del poder ya ha ido a parar a las legiones que con sus aclamaciones llegaron a » elegir» a sus autócratas.
El mismo Montesquieu, abrevó de la historia. Fue un estudioso de la historia antigua y de la historia inglesa de su tiempo. Sacando lecciones de las experiencias mediterráneas e inglesas le dio forma a su teoría de la division de poderes. No pocos son los que le objetan que haya justificado la poliarquía o fragmentación feudal en aras de una desconcentración del poder y que hasta aplaudiera la venta de cargos públicos, ya que según él contribuían al equilibrio al tomarse como propios y ejercerse con autonomía, lo que distribuía el poder. Para Montesquieu el poder sólo puede servir a la libertad si está limitado por los derechos individuales y separadas sis funciones. Cuando se destruye la división de pderes y dejan de reconocerse los derechos individuales, aparece para este pensador el despotismo y se liquidan las libertades.
La Constitución de 1917 no surge de la nada, surge como un nuevo orden jurídico que recoge los anhelos y las luchas de nuestro pueblo por darse una convivencia racional y justa, que la fracción triunfante, conquista su derecho a darle forma, como lo dice Kelsen en la Teoría General del Estado y el Derecho, que le publicara la UNAM, derecho que regularmente, al dirimirse por las armas, hace inapelable que lo ejerza la parte triunfante y no puede prosperar ningún regateo de la parte perdedora, que el tiempo se encarga de convalidar, como fracasaron aquí los desconocimientos que el Vaticano realizó tanto en 1917 como en 1926, contra la Constitución revolucionaria.
Con esto queda demostrado que las ocurrencias de Amlo, por destruir las instituciones republicanas, más tarde que temprano, no van sólo contra una hoja de papel, como dijera Fernando Lassalle, van contra una Ley Suprema, que es Ley pero también programa libertario, que está arraigada en lo mas profundo de todos aquellos mexicanos conscientos de la sangre que se ha derramado por ver a México libre de explotadores y demagogos.
Hoy sabemos que aquella arenga de mandar al diablo las instituciones cobra vida en cada acto de Amlo, por hacer del poder legislativo una oficialía de partes que no le modifique ni una coma a sus iniciativas y sea un coro de aduladores que le apruebe sus atracos contra la sociedad e instituciones autónomas y ahora maquine la renucia de Zaldívar, sin haber causa grave alguna, para colocar en su lugar a un elemento incondicional, para contar con los ministros suficientes que neutralicen, por lo menos los fallos que no le favorezcan, anulando asi al Poder Judicial.
Si no tenemos en cuenta que en el liberalismo sin división de poderes y sin respeto a los derechos individuales, no existe Constitución, no podemos comprender que poco a poco se ha ido sustituyendo un sistema liberal en construcción por otro de corte autocrático y militarista.
Hasta el 2018 teníamos un régimen liberal-democrático en construccion, que tenía muchas insuficiencias y desviaciones, que al grito de allá va el ladrón, nos sedujo una banda que haciéndose pasar de izquierda, hoy sabemos que roba como nadie lo habia hecho antes y mata pacientes en los hospitales, niños, mujeres y afectados por el huracán Otis, que lo único que le importa es repartir dinero para comprar votos, apoyados en la propaganda y legiones de narcos, militares, siervos de la nación, vagoneros, ambulantes, burócratas… para perpetuarse en el poder.
Hoy más que nunca necesitamos comprender que las libertades y las instituciones que las resguardan no son simple papel y que respoben a nuestra hostoria, por eso, por los hombres y mujeres que nos dieron patria y por nuestra futuras generaciones, hagamos lo que tengamos que hacer por restituir las instituciones republicanas y las reglas y valores democráticos.

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