Economía y educación 

OPINION

Raúl Arias Lovillo 

16 abril 2024

El punto de partida de nuestra reflexión esta semana es insistir en la urgente necesidad de incorporarnos socialmente a la revolución científica y tecnológica más importante de la historia de la humanidad. Me refiero al actual proceso de innovación cognitiva dominado por la Inteligencia Artificial, al que se han incorporado una gran parte de las naciones más desarrolladas del orbe, mientras un grupo de países entre los que se encuentra México permanecen casi completamente ajenos a este proceso.

Por otra parte, hemos hablado de los enormes retos educativos que se tienen que enfrentar a la brevedad posible en Veracruz: disminuir el rezago educativo y luchar contra las enormes desigualdades.  Para ello no bastará con redoblar esfuerzos para tener buenos resultados en el corto plazo, también será importante innovar en todos los procesos.

Así pues a la par que se enfrentan estos históricos problemas estructurales, se tendrá que multiplicar el empeño para poner la educación de nuestra entidad en el siglo XXI. Para ello resultará relevante el papel de la inteligencia artificial en el diseño de las prácticas educativas, en la comprensión del futuro de los aprendizajes, la manera como se incorpora la inteligencia artificial en los currículos de primaria y secundaria, su utilización en los procesos de evaluación de los estudiantes, entre otros muchos aspectos del sistema educativo.

Lograr esto va a significar un enorme empeño de todos los sujetos sociales del sistema educativo, se tendrá que realizar una incansable tarea de capacitación de las y los docentes en todos los niveles educativos. Difícil pero no imposible.

Pero uno de los desafíos más importantes será el poner en sintonía la educación de Veracruz al ritmo de una economía competitiva. Emprender este trabajo tampoco será una tarea fácil. Indudablemente urge iniciar este proceso de cambio porque está de por medio el mejoramiento del nivel de vida de la población veracruzana. Necesitamos una economía competitiva para elevar la productividad de sus sectores tradicionales pero también se requieren identificar algunas áreas que puedan detonar el crecimiento económico futuro, que aprovechen las ventajas  comparativas del estado (posición geoestratégica y recursos  naturales). Aquí también las herramientas digitales (internet de las cosas, big data, inteligencia artificial, entre otras) pueden jugar un papel fundamental para convertir las ventajas comparativas en ventajas competitivas.

En este camino existen un conjunto de factores que resultan impostergables para lograr el éxito. A saber, contar con certeza jurídica sobre la propiedad, lograr la seguridad publica, utilizar energías limpias, mejorar las infraestructura y la conectividad, y finalmente garantizar una mano de obra calificada.

Tener un capital humano competitivo, es decir mano de obra calificada, hoy no lo podemos garantizar. Esto no quiere decir que carezcamos de programas académicos de calidad y con capacidad competitiva, se quiere destacar que la calidad educativa no es generalizable a todo el sistema.

Elevar la calidad en la formación educativa de nuestros estudiantes podrá enfrentarse a partir de un proceso de aproximaciones sucesivas. Primero se tendría que construir un consorcio de universidades y tecnológicos, con entidades públicas y privadas, para compartir capacidades y experiencias académicas. Priorizar un conjunto de programas educativos acorde a los requerimientos de sectores económicos innovadores, cuyos estudiantes podrían recibir capacitaciones de calidad internacional utilizando precisamente herramientas digitales. En el mismo sentido, definir programas de investigación científica y tecnológica que ese consorcio colegiado de instituciones podría respaldar, utilizando redes nacionales e internacionales de colaboración académica. De esta manera, poco a poco, se podría ir avanzando en los retos educativos de Veracruz y al mismo tiempo contribuir a la competitividad de nuestra economía.

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