BARRA LIBRE.

OPINION

Alfredo Quezada Hernández.

A MEDIADOS DE MAYO.
Termina la cuarta semana de las campañas hacia el gobierno de Veracruz y la zacatecana Norma Rocío Nahle García ya no siente lo duro sino lo tupido. Un escaneo a vuelo de pájaro de sus redes sociales da cuenta de que el agua le está llegando a la cintura.
Le cuento.
Sí usted observa, siempre trae el rostro constreñido, la ceja fruncida, no puede disimular el encabronamiento que le produce la embestida orquestada oficialmente por el clan Yunes, pero alimentada desde el interior del morenismo, desplazado por los aires autoritarios de la ex funcionaria del López de palacio nacional.
Los bombazos sobre las propiedades inmobiliarias, sin lugar a dudas que han socavado la amplia ventaja que mantenía Morena entre el electorado. Las redes sociales ya minaron la credibilidad del negocio que regentea el tabasqueño, entiéndase, Morena. El cuento de no mentir, no robar, no traicionar al pueblo, ya no lo cree nadie. Eso ya valió madre.
Y si en el equipo de campaña creen que los obuses ya fueron agotados en la batería de la guerra sucia, están jodidos. Nada más falso.
El plato fuerte se servirá en mayo. En la segunda quincena del mes decisivo. Atrasadito, pero ese será su regalo de Diez de Mayo,
Se habla de un expediente completo sobre un piso (departamento, penthouse) en la Gran Vía de Madrid. Sí. Un departamento exclusivísimo ubicado en Villaverde, donde se encuentran las calles madrileñas más caras para comprar un piso, Puente de Vallecas y Usera.
¡Hala Madrid! Exclamará la zacatecana cuando le venga el mandarriazo desde la madre patria como dice Julen Rementería, el etarra que se hizo multimillonario en la política mexicana.
El otro departamento, ya anunciado por el jilguero de los Yunes, Arturo Castagné Couturier, está ubicado en La Gran Manzana, en el corazón del mundo, muy cerca de Central Park, precisan los enterados.
Usted les cree, nosotros también.
El que avisa no es traidor, dicen en el Puerto de Veracruz.
Provecho.

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