El Jardín del Calvo

CULTURA
Francisco Orozco
 
El nogal, un árbol que no hace amigos.
Ayer me encontré en mi ruta de bici con este bonito nogal, y su imagen me pareció muy representativa de lo que este árbol en realidad es, un ser solitario. Y esa soledad tiene una explicación científica.
Para empezar, no, este árbol no es autóctono de la península ibérica, es un forastero de la zona Este del Mediterraneo (por el Cáucaso y Turquía tiene su origen) y según parece fueron los romanos quienes trajeron las primeras nueces y comenzaron su cultivo, ya os dije hace poco que también introdujeron, melocotoneros, ciruelos, manzanos, kakis…por cierto, algún día he de hablaros de los árboles que si teníamos aquí desde siempre haciendo que nuestra dieta fuera algo singular… Y ojo, que los árabes no trajeron los olivos ni las palmeras, llevan en España más tiempo que los huesos de Atapuerca. Eso sí, los árabes le cogieron gustillo a su cultivo y… pero al lio.
El nogal efectivamente no hace amigos, es un ser que no gusta de compañía, y para asegurarse de que no se le empadronan demasiados árboles en sus dominios lo que hace es inyectar juglonas a través de sus raíces para inhibir el crecimiento de otras especies, es así de simpático, pero es que es la mejor forma que ha encontrado de sobrevivir.
Por eso, no es bueno plantar nogales en tu huerto de frutales, tarde o temprano verás los efectos de las juglonas, cuanto más adulto el nogal… peor, más juglonas en la tierra.
A parte, si os fijáis, sus hojas apenas tienen plagas, no hay bicho que las moleste, eso se debe a la cantidad de ácido elágico que contienen y que las blinda ante virus, bacterias o insectos, es un árbol fortificado en todos los sentidos. Se defiende y ataca al mismo tiempo.
Su fruto, rico en Omega 3, tiene una imagen que recuerda mucho al cerebro humano, de hecho, siempre se ha creído que comer nueces mejora la actividad neuronal de las personas, vamos, que las vuelve más inteligentes, y de hecho la Ciencia ha confirmado que ese Omega 3 que ingerimos nos aporta precisamente eso a nuestro cuerpo. O a nuestra mente.
Y su sombra…mucho se habla de su sombra, y de lo peligrosa que es, pero científicamente nunca se ha demostrado nada que justifique esa creencia popular, yo mismo he dormido infinidad de veces la siesta bajo el inmenso nogal de mi jardín (hasta que se lo llevó el tornado por delante) y nunca noté nada raro, eso si, es muy fría, como la de la higuera, y puede que si andas resfriado, te acentúe ese catarro.
Así que ya lo sabéis, si queréis plantarlo, darle su espacio, no os pedirá nada a cambio, es muy austero de naturaleza, tal vez solo demandará tranquilidad para hacer las cosas a su manera.
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