Desapariciones y cientos de desplazados tras la batalla de Lajerío en Chiapas

Nacional

TOMADO DE PROCESO

Dos grupos delictivos se enfrentaron con armas de alto poder durante aproximadamente 10 horas en las comunidades Nueva Independencia o Lajerío y Nueva Libertad; sus habitantes pidieron ayuda a la policía, la Guardia Nacional y el Ejército, todo en vano.
Desapariciones y cientos de desplazados tras la batalla de Lajerío en ChiapasDesplazados en Chiapas. Foto:

Por Isaín Mandujano

sábado, 3 de junio de 2023
La narcoviolencia volvió a estallar en la región del Grijalva. En las comunidades Nueva Independencia o Lajerío y Nueva Libertad, dos grupos delictivos se enfrentaron con armas de alto poder durante aproximadamente 10 horas. Los pobladores tuvieron que huir y la mayoría siguen dispersos en ciudades y municipios vecinos, pero los retornados denuncian que durante pidieron ayuda a las policías municipal y estatal, la Guardia Nacional y el Ejército, todo en vano.

FRONTERA COMALAPA, Chis. (Proceso).- Cerca de la medianoche del 23 de mayo, los más de dos mil habitantes de la comunidad Nueva Independencia o Lajerío dormían cuando resonaron disparos de cuernos de chivo y fusiles Barret, así como explosiones de granadas de fragmentación.
Un convoy de sicarios, presuntamente del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), irrumpió en la comunidad para enfrentar a un grupo que se identifica como parte del Cártel de Sinaloa y controló ese territorio muchos años.

Lajerío consta de poco más de 500 casas. Forma parte de un corredor que usan grupos criminales para el trasiego de drogas, armas y migrantes, codiciado por la delincuencia organizada. Por eso las organizaciones civiles locales describen esta zona de Chiapas como “escenarios de guerra”, donde se registra una respuesta tardía y limitada de las Fuerzas Armadas.

La noche de 23 de mayo, los pobladores de Lajerío padecieron 10 horas de balacera y tronar de granadas. Sólo paraban 15 o 25 minutos y reiniciaban el fuego intenso. Durante toda esa noche y madrugada del miércoles no durmieron. Bloquearon sus puertas y ventanas con todo lo que tenían, ya que las balas impactaban en las paredes de algunas casas. Buscaron refugio hasta bajo las camas.

“Quemaron muchos carros y muchas bombas”, dice una señora.

En la refriega, una bala perdida mató a un joven de 15 años cuando tendía maíz en el patio de su casa. Los pobladores pidieron ayuda desde la caseta telefónica de la comunidad al presidente del consejo municipal de Frontera Comalapa, Alejandro Mérida González y su cuerpo policiaco, pero éstos no atendieron el llamado de auxilio.

Llamaron también al cuartel militar del 101 Batallón de Infantería, con sede en Chicomuselo, a 30 kilómetros de Frontera Comalapa, pero los militares tampoco llegaron.

A 8.5 kilómetros de la cabecera municipal opera otra base de la Guardia Nacional, en la colonia Pilatos, y a 36 kilómetros de Frontera Comalapa está un destacamento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en un lugar conocido como El Jocote.

Aunque la violencia alcanzó directamente también a la comunidad vecina de Nueva Libertad o Candelaria, ninguna de esas corporaciones respondió a las peticiones de auxilio que hicieron los pobladores desde el martes 23 hasta el viernes 26 de mayo.

Las familias, encerradas en sus casas durante las largas horas de los enfrentamientos, empezaron a huir el jueves 25, cuando los grupos armados comenzaron a entrar a las viviendas para sacar a los hombres jóvenes, en lo que los testigos señalan como un reclutamiento forzado. El resto de las personas huyeron a las milpas y a las montañas con las pertenencias que pudieron llevarse.

Se calcula que entre dos mil 500 y tres mil habitantes de Lajerío y Candelaria se dispersaron en la región.

Aún se desconoce el número de personas ejecutadas y asesinadas, tanto entre los grupos criminales como de la población, pero vehículos de los conocidos como “monstruos” y camionetas con cuerpos carbonizados quedaron expuestas en calles y caminos rurales en ese corredor de la región del río Grijalva.

Los pobladores calculan que por lo menos siete hombres fueron sometidos a reclutamiento forzado en Lajerío, pero las familias siguen dispersas y aún no se sabe cuándo regresarán todas para realizar el censo poblacional ejidal y tener certeza de quienes faltan.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2431 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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