Violencia o política. Por Inocencio Yáñez Vicencio.
En respuesta a los amigos que respecto a mi anterior colaboración, me han hecho el favor de pedirme que puntualice ese esbozo, voy a tratar de explicitarla.
Que nadie se sienta sorprendido de sentirse de incursionar en algo nuevo. Estamos tan aturdidos de la versión que define a la política por su instrumento , es decir, el poder, que nos ha avasallado, sin ver que muchos problemas se derivan de esa concepcion, sin pensar que tan siquiera puede haber otras visiones, distante de falacias y prejuicios.
Hace no mucho, en dos sesiones que trabajé con alumnos de un doctorado, en la primera de ellas les encargué que leyeran el libro: En defensa de la política, cuyo autor es Bernard Crick, pude observar que siendo alumnos sobresalintes, les era novedoso su enfoque y hasta desconocido el autor, no siendo cualquier persona, pues coautor de la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, que en español público la Editorial Aguilar. En su género es la más prestigiada del mundo. Este libro desarrolla las coordenadas expuestas.
Hay quienes sostienen que la historia de la política no es otra cosa que la historia de las relaciones de mando y obediencia. De ahí derivan que donde no hay poder, no hay politica y como el Estado no es otra cosa que el poder político institucionalizado y organizado, pues la política se circuscribe al Estado. Luis Villoro, afirmó que el valor del poder político dependía de la causa a la que servía, funesta conclusión, porque siendo que un poder político no puede seguir siendo político, cuando deja de servir a lo político. No hay poder político bueno o malo. El poder político o es común o es un poder delincuente cuando se usa para expropiar y privatizar lo público y la venganza. Maquiavelo al reducir la política a la lucha por alcanzar, retener y reconquistar el poder, se alejó de la sentecia de San Agustín , que nos dice que : » Sin la justicia, ¿ qué son los reinos sino grandes latrocinios? Por eso concebir el poder como la capacidad de lograr que hagan lo que uno quiere, reservando la fuerza para vencer resistencias en caso de haberlas y bajo el argumento de que a la política le caben todos los fines, hay que definirla a partir este instrumento, es la principal causa de hoy, los males que engendra circuscribirla a la lucha del poder por el poder, amenace su propia existencia.
¿ Cuál es entonces la alternativa?
Como Moses I. Finley, también Hannah Arendt, remonta el origen de la política a los griegos. Sin que yo ponga en cuestión esta afirmación creo que su asomo es mucho antes.
Hannah Arendt, atribuye la teoría política la tarea de indicarnos como comprender y apreciar la libertad en el mundo, no enseña como cambiarlo, esa es tarea de aquellos que aman actuar concertadamente y no del solitario trabajo de los teóricos. Al tiempo que reconoce que la condición de la vida del espíritu es el retiro de la acción, de lo visible, cree que el pensamiento puro se supera con un » retorno al mundo». Algunos califican de reaccionaria y otros de revolucionaria a esta gran pensadora judía-alemana, perseguida por el nazismo, que la comunidad científica tiene como una de las más grandes pensadoras del siglo XX y que no obstante las reservas, nadie regatea su gran talento.
Aun no compartiendo algunos puntos de vista, como vaciar de contenido social la política, es incuestionable su aporte esclarecedor.
Si ya los neocontractualistas, empezando con Thomas Hobbes, habian sostenido que el hombre era tendencial pero no esencialmente sociable el hombre, Hannah Arendt, nos dice que han interpretado mal el Zoon Politikon de Aristoteteles. Que el Estagirita habla del Zoon Politikon como hombre liberado de dominación y de cargas para poder entrar a la Polis y principalmente al Ágora, donde entre iguales discutían y acordaban. La igualdad de defendían los griegos, dice la autora de La condicion humana, no era la igualdad ante la ley sino la igualdad ante y en el Ágora. A deliberar y decidir sobre los asuntos de naturaleza común únicamente podían entrar los liberados de amos y los que tenían esclavos que les produjeran los bienes que necesitaban.
Acción y discurso ( praxis ) hacen la política. Identifica la politica con la libertad. La libertad republicana se entiende como no dominación. Politica y libertad son lo mismo. Esto la condujo a mostrar que la tesis marxista de que con la desaparición de las clases sociales y consecuentenente de la lucha de clases, el gobierno de los hombres será reemplazado por el gobierno de las cosas, es decir que la política cederá su lugar a la administración, como aquí lo pidió el dictador Porfirio Díaz y hoy lo exigen todos los enemigos y despotricadores de la política, desemboca inexorablemente en un gobierno despótico, donde la voz del tirano apaga la pluralidad de voces, sin las cuales, lo reiteramos, no hay política, porque la razón de la política son las diferencias y nace para encauzar esas diferencias, haciendo posibles acuerdos parciales, que hacen al acierdo total utópico, porque si lo alcanzara se acabaría con la política.
Asi concebida la política no es otra cosa que la construcción de escenarios que hagan posible que en lugar de usar la la violencia para imponer puntos de vista o visiones de sociedad, empleemos la vía política para deliberar y decidir sobre los proyectos que se presenten. De esta forma la política no queda asociada a ninguna propuesta finalista. Es el campo que todos los proyectos de vida necesitan para confrontarse y ser sometidos a las preferencias ciudadanas. Las reglas del juego, como habitualmente se llaman, constituyen la política. Habrá personas que no se adhieran a un ptoyecto de nación o decidan no pertenecer a un partido, pero todos debían por lo menos defender la vía pacífica, la persuasión, la negociación, el respeto a la diferencia, esto es, la política como medio para resolver nuestras controversias. No perdamos de vista que los griegos llamaban a los que sólo se dedicaban a sus asuntos privados idiotas. Los ciudadanos además de velar por las reglas del juego se interesen por jugar, se pueden organizar o a afiliar a una corriente política o partido.
Es ético que cuando, como hoy, se vea amanazada la política, es decir, las reglas del juego desde dentro o fuera del poder, los partidos se unan para defender los órganos electorales, la libertad de expresión, la manipulación con fines clientelares de los apoyos gubernamentales, la concentración en unas manos todos los poderes, hasta lograr restablecer los principios republicanos y los mecanismos democráticos.
Cuando el PRD se unió al PAN, en el sexenio pasado, no fue para defender las reglas del juego, que no estaban amenazadas, fue un acto oportunista, con fines exclusivos de alcsnzar el poder, que cercenaba opciones al electorado, que sirvió para ocultarle lo rancio a una derecha decimonónica y quitarle el filo a una izquierda que se negaba a modernozarse, con lo que cooperaron al arribo de un populismo que apuesta al clientelimo autocrático.
No obstante que veo un PRI en manos de gente que no sabe ni siquiera a dónde va, a un PAN en manos de caciques nefastos y un PRD parasitario, no parece haber más con quien contar para defender la política, como vía pacífica y legal, para que sigamos teniendo en cada elección un espectro razonable de opciones.
Necesitaremos una estrategia adecuada para retornar a la política, pero esa estragia pasa por combatir las distorsiones y prejuicios que han hecho que la política se muestre ante la población como lo que no es.
Si no logramos rescatar la política de manos de sus enemigos, no le dejaremos al pueblo más alternativa al cambio que la violencia.
Se ha vituperdo tanto la politica que Morena y Movimientos Ciudadano se han promovido con sptos contra los políticos y la política, es decir, han encontrado muy rentable hacer politica, atacando a la política, sin decir que con ello incitan y dejan libre para el cambio, la violencia.
El ciudadano no sólo tiene la obligación de votar, también tiene la obligación de elegir y controlar y pedir cuentas a sus gobernantes. Votar por un partido que como Morena, amenaza las reglas del juego democrático, es votar por un partido antipolitico, que una vez que llega , declara encarnar a la nación, holísticamente, es el todo, los demás hay que perseguirlos y eliminarlos. Para salir de este estado de violencia, no hay más opción que votar por un proyecto que restituya el contenido ético a la política y frene la destrucción que hace Morena de las formas que permiten la pluralidad, la confrontación de ideas y los acuerdos que nos den libertad y prosperidad a todos.