
Sin tacto
La sucesión en la UV (5)
Por Sergio González Levet
En el “Sin Tacto” del 15 de mayo (https://lospoliticosveracruz.com.mx/?p=144758) se alertó sobre el error de los oponentes a Martín Aguilar al querer descalificarlo por la edad para continuar como Rector de la Universidad Veracruzana, en lugar de argumentar y documentar con claridad que este rectorado ha sido omiso en el cumplimiento de la defensa de la autonomía universitaria (se entregó a los dictados de Cuitláhuac García, al grado de que no le exigió el presupuesto estipulado en la ley, lo homenajeó indebidamente como inventor, y le construyó un teatro a su hermano); además, fue incongruente al declarar a la UV defensora de los derechos humanos y sin embargo no aceptó las recomendaciones de la Comisión Estatal que preside la doctora Namiko Matsumoto Benítez, quien es por cierto una académica de gran prestigio nacional, formada en la UV.
Igual incongruencia del actual Rector es clara en los temas de sustentabilidad ambiental y cambio climático, cuando hubo acciones desde la administración universitaria para inhibir la crítica de los académicos a los proyectos depredadores del ambiente del Gobierno federal, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, por ejemplo. Y más todavía. Están los altísimos costos de las obras de infraestructura de este rectorado, altísimos gastos que no se pueden justificar.
Dispensen las lectoras y los lectores que haya recurrido a citar una columna anterior; y deben dispensarme porque ahora voy a citar la aparecida el martes de la semana pasada (https://lospoliticosveracruz.com.mx/?p=145727). Ahí se descubrió y se describió la maniobra legaloide con la que el rector Martinillo pretende obtener una prórroga sin pasar por un proceso de consulta ni de competencia con otros aspirantes al cargo.
Ante esa maniobra, han surgido muy diversas voces de la comunidad universitaria para descalificarla, pero nuevamente han caído en la trampa de argumentar en términos legales, en vez de señalar lo obvio: sea legal o no dicha prórroga, lo primero que el Rector debería demostrar es que ha tenido un desempeño extraordinario, tanto que la Junta de Gobierno debería exentarlo de presentar examen y ponerle 10 de calificación. Pero esto, desde luego, no es fácil demostrarlo, simplemente porque no ocurrió, como lo evidencian los hechos ya señalados.
Quienes se oponen a la prórroga mejor deberían ocuparse en señalar a la Junta de Gobierno, con la mayor objetividad posible, cuál es la calificación que realmente merece el rectorcito que se siente alumno estrella y pide exención de examen. Y en esa evaluación quizás resulte que la calificación es de panzazo, si no es que reprobatoria.