Sin tacto

OPINION

 

 

¿Jarocha? ¿De izquierda?

 

Por Sergio González Levet

 

La vertiginosa pérdida de los puntos a favor que supuestamente tenía Rocío Nahle -que ya se nota hasta en encuestas pagadas por Morena- tiene su razón en la pésima estrategia de campaña que insiste en seguir aplicando la ingeniera oriunda de Río Grande, Zac.

La señora se ha terminado por convertir en un tigre de papel que sólo se mantiene a la cabeza de la elección en las notas y comunicados pagados en algunos medios y en ciertos espacios informativos. Bueno, y también en las declaraciones cada vez más fantasiosas de funcionarios de la Cuarta Transformación, incluido un muy discreto Mario Delgado, que dizque vino a Veracruz para apoyar a su candidata, pero se le notó poca enjundia, a él que es tan echado para adelante en cualquiera otra entidad.

El primer error garrafal que cometió la ingeniera Nahle García fue tratar de engañar con su origen, a través de un discurso en el que ella se autoproclamaba veracruzana sin serlo. Llegó la señora hasta el grado de nominarse “más veracruzana que La Bamba”, en una más de sus infaustas declaraciones, que le acarrearon el disgusto de la población. Y a eso agregó su desconocimiento no sólo de las tradiciones y el espíritu jarocho, sino hasta de nuestra geografía, con tantas confusiones de nombres de municipios.

La segunda táctica fallida ha sido hacerse pasar por una mujer de izquierda y mencionar a los cuatro vientos que ella es una luchadora social con una ideología que se dirige a ayudar a los pobres y solamente a los pobres.

A ver, doña Rocío milita en un partido de izquierda, Morena, y empezó su vida política en otro de la misma filiación, el PRD. Sin embargo, su pensamiento y su vida se orientan más hacia las concepciones de la derecha, de los conservadores, de los fifís.

1. Cuando fue el momento, envió cuando menos a una de sus hijas a estudiar al Tecnológico de Monterrey y no a la Patricio Lumumba de Moscú o a la Universidad Martí de La Habana. Y pesa sobre ella la denuncia de que compró un departamento de lujo en una de las zonas más exclusivas de la Sultana del Norte, y no en una zona popular, cercana a la gente por la que ella dice que trabaja.

2. Su relación con la masa es más bien de alejamiento. Vallas y personal de seguridad la separan del abrazo y del polvo del pueblo, y viaja en camionetas de lujo, blindadas, con un aparato de asistentes y guaruras que ha sido ya criticado por el propio presidente López Obrador.

3. Ahora se le señala también por haber comprado un departamento y un terreno de lujo en los Estados Unidos, tal vez en Miami, en lugar de haberse hecho de un terrenito en Venezuela o en Nicaragua, países que tienen regímenes al pensamiento que ella presume.

Si quiere hacerse pasar por una persona de izquierda, la compañera Rocío debería voltear a ver el comportamiento y la congruencia de la senadora Gloria Sánchez. Ella sí honra su ideología con su vida. Ojalá que pudiera emularla.

 

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