Sin tacto
PRI jarocho, nuevas caras
Por Sergio González Levet
He estado haciendo apuntes sobre priístas distinguidos de Veracruz que están apuntados en la posibilidad de convertirse en la cabeza que necesita la hoy adormecida militancia para levantarse de su letargo y animar nuevamente al partido poderoso, aplastante, que otro ya fue.
Los Yunes históricos (le agradezco a mi colega Neftalí Urbina me recuerde que Zorrilla es el apellido materno de Pepe Yunes), el cumplido y cumplidor Renato Alarcón, la sorpresa en ciernes que representa la diputada federal Lorena Piñón Rivera, la promesa cumplida que es Juan Manuel Diez Francos o las expectativas con Anilú Íngram Vallines y Acela Medina Servín.
Hoy remato con quienes podrían ser las uvas caras, cuadros emergentes que traen bien puesto el chip del priismo y podrían madurar para llegar a la cima de su partido.
Hemos estado haciendo variaciones sobre la posibilidad de que surja un liderazgo salvador que despierte al animalón dormido y lo traiga de nuevo a la vida política, a la palestra, al poder.
Podrían los priistas en este momento recordar y recitar las coplas de Jorge Manrique, escritas es cierto hace cinco siglos, pero tan vigentes y aplicables tanto hoy como siempre:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pero a futuros nos vamos y se pude advertir, allá en la lontananza tricolor, a probables cabezas de manada.
Ahí se ve a Ponciano Vázquez Parissi (y con él su hermano Cirilo, de los dos mismos apellidos). Embebidos ambos en el sur profundo pero que fácilmente pueden remontar su imagen hasta hacerla visible para todos los priistas del estado.
Y ya en los novísimos, Néstor Sosa Peña, que a sus escasos años treintañeros hizo la hombrada de ganar solo la alcaldía de Chontla, porque no fue en coalición y compitió nada más por su PRI, con el que pudo con todas las potencias morenas.
Ahí está el PRI, casi muerto pero vivo aún.
Puede terminar de extinguirse como las especies que no tienen otra oportunidad en la historia.
Pero en una de ésas podría renacer.
Acá en el terruño nomás les falta un liderazgo real, y eso puede ser difícil o fácil.
Ahí anda volando la moneda en el aire…