Sin tacto

OPINION

 

 

Golpe al Inecol

 

Por Sergio González Levet

 

En la farsa de necedades en que se ha convertido el ejercicio del gobierno en Veracruz, sumamos ayer la “protesta pacífica” (a ver si no lo acusan también de sedición) que hizo el reconocido doctor Martín Ramón Aluja Schuneman Hofer, que es ingeniero agrónomo, entomólogo, investigador, académico y catedrático, especializado en la Ecología del Comportamiento de Insectos y el Manejo de Plagas Mediante Mecanismos Biorracionales.

El doctor se apersonó en la entrada del Instituto Nacional de Ecología (Inecol) para quejarse “por el desmantelamiento de las oficinas del Centro de Patentamiento del Inecol”.

Dice el doctor Aluja que en ese Centro de Patentamiento “en el que participaba la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario de Veracruz mediante convenio formal, se habían logrado, en muy pocos años, extraordinarios resultados para un Centro Público de Investigación” que no tenía experiencia en patentes y en las “demás modalidades de protección a la innovación”. Los datos de Martín Aluja -que no son otros- registran “16 patentes otorgadas en México y el extranjero, 19 solicitudes de patente, dos modelos de utilidad, un licenciamiento con una empresa mexicana (Biorganix Mexicana) y otro con una empresa extranjera (Ariysta Life Sciences).”

Pero resulta que a algún funcionario con pocas luces -de ésos propios del cuitlismo- se le ocurrió remodelar un área del Instituto y le gustó el lugar de la Oficina de Patentamiento para poner ahí la oficina regional del Conacyt, que ya tenía un espacio bastante decoroso y cómodo dentro de las mismas instalaciones del Inecol.

Pero como en la entequez del pensamiento de los adalides de la Cuarta Transformación de Veracruz (la 4TV) no cabe el que algo se haga bien o que tenga resultados, pues se dieron a la tarea de desmantelar la oficina y con ella “un espacio moderno, creado con visión de futuro, que tenía una sala de juntas para recibir jóvenes emprendedores, investigadores, empresarios y demás usuarios, y estaba rodeado de un ecosistema de innovación”.

El ilustre investigador se queja de que “cuando a México le urgen patentes propias y en Veracruz no hay otras opciones, esta acción es muy lamentable. Construir es muy difícil, destruir muy fácil. Así no se construye patria, y así no se avanza en modernizar al país, ¡sino todo lo contrario!”

Don Martín Ramón se pregunta cómo es posible que el Gobierno del Estado haga una remodelación innecesaria “en tiempos de la supuesta austeridad draconiana ordenada por el Presidente.”

Y culmina el experto en ecología con esta admonición:

“Las y los jóvenes de México merecen un mejor futuro y requieren de una visión moderna/futurista del país, con un fomento permanente a la innovación, la creatividad, y a la generación de empleos anclados en empresas de base tecnológica, amigables con el ambiente y con arraigado compromiso social. Duele mucho que una ilusión y contribución por un mejor futuro, sea pisoteada de esta manera.”

 

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