Sin tacto

OPINION

 

Dúctil o maleable

Por Sergio González Levet

Para no hacerla muy complicada, diré que dúctil y maleable son propiedades que tienen los metales. Y para más sencillez, pongo que la ductilidad es la capacidad que tienen ciertos materiales para hacer hilos, y la maleabilidad la de hacer láminas.
El oro y la plata son dúctiles; el aluminio es maleable.
Y entrados en las metáforas, las personas pueden catalogarse de dúctiles o de maleables, en donde las que caen en la primera definición son reacias a transformarse y las segundas aceptan la influencia o la razón de otras ideas.
Si digo que alguien es dúctil, entonces puedo entender que es un individuo (o una individua, servidas, señoras) que es capaz de dilatar la línea de sus ideas hasta convertirlas en hilos que se estiran hasta el límite. Por el contrario, alguien maleable es una gente que se puede dejar influir (no influenciar) por razones ajenas, lo que se puede considerar una virtud (capacidad de adaptación al cambio) o un defecto (falta de seguridad en sí mismo), según el caso.
Bien, en el devenir de los tiempos actuales, el gobernador Cuitláhuac García ha sido colocado esta semana en una situación que, de acuerdo con la respuesta que tenga, lo revelará como una persona dúctil o maleable.
Es de todos sabido que el mandatario estatal se la ha jugado para la sucesión de 2024 en Morena por Silvia Sheinbaum Pardo para la grande y por Rocío Nahle García para la gubernatura de Veracruz. Pero resulta que el próximo domingo, otro pretendiente a la candidatura estatal, el diputado Sergio Gutiérrez Luna, estará en su ciudad natal para dar un informe de sus actividades como legislador y como Presidente de la Cámara federal en el último año.
Estará como otro aspirante y como parte notable del Poder Legislativo en un evento al que ha invitado al Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, quien es señalado también como alguien que está en la carrera hacia la candidatura morena para la Presidencia.
Adán y Sergio, enfrentados a Claudia y Rocío; dos adversarios contra dos aliadas cercanas. Pero también: el segundo hombre en el organigrama del Gobierno federal y un importante legislador, con amarres en la jettatura del Gobierno y del partido.
Ha llegado Cuitláhuac al jardín de senderos que se bifurcan. Y no debería tener problema para elegir, si siguiera la recomendación de Borges en su famoso cuento: siempre elige el de la izquierda, aunque aquí el problema es que ambos senderos enfilan hacia la zurda.
¿Qué hará el Gobernador? ¿Cuidará las formas de la urbanidad política? ¿Asistirá al evento en Minatitlán a saludar al Secretario de Gobernación y al Presidente de la Cámara de Diputados? ¿O persistirá en lo que le dicta su corazón y dejará de estar presente?
El domingo lo sabremos; dúctil o maleable…

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