Sin tacto
¡Camilo!
Por Sergio González Levet
[No, no me referiré en este “Sin tacto” a mi hijo Camilo, que es mi vecino columnista en las páginas de Notiver y me ha terminado por enseñar algunos secretos y muchas cosas buenas de este oficio ingrato y maravilloso que es escribir todos los días. Tampoco hablaré -que no me faltan ganas- de mi padre, el doctor Camilo González, toda una leyenda en la región de Misantla, donde mantuvo contenidos -a pura vocación, sacrificio y talento- los índices de mortalidad y morbilidad durante los 52 años en que fue el médico, activo y responsable, del pueblo y sus vastos alrededores. No, menos recordaré a mi abuelo, don Camilo B. González, el hombre más bondadoso que hubo sobre la faz de esta tierra, que murió pobre en los bienes materiales, pero inmensamente rico en el amor de sus 10 hijos, que rodearon su lecho final hasta que exhaló su último suspiro a la temprana edad de 96 años.]
Visto como está el talante de la política en nuestra acongojada e iracunda República, hoy me decidí por tomar como tema algo más serio y sustancioso para la vida nacional: la final del futbol mexicano.
Y anoche los fanáticos del deporte de las patadas pudieron disfrutar de un buen juego de balompié (así se debería llamar en castellano al juego del hombre, según la puntillosa Real Academia Española). El Atlas, campeón de la temporada pasada, y el Pachuca, que ocupó el primer lugar del torneo regular, hicieron un gran papel.
Ganó el equipo rojinegro 2 a cero. Los goles fueron producto de un cabezazo del Hueso Reyes y de una jugada magistral del colombiano Julián Quiñones. Ahora se disputará el segundo partido en Pachuca, donde el equipo local tendrá que ganar por tres goles de diferencia si quiere alcanzar el campeonato.
Pero lo mejor de todo el juego fue el cero que mantuvo el Atlas, gracias a su portero, Camilo Vargas, también colombiano, quien detuvo todo lo que se le ocurrió mandar la artillería de los Tuzos.
De la mano de este cancerbero imbatible, los Zorros van a ganar su segundo campeonato el próximo domingo, pero lo que está ganando más es el futbol como espectáculo, pues ambos equipos salieron a tratar de meter goles y no a especular como hacen muchos otros.
Y de colofón dejo un fragmento del libro El fútbol a sol y sombra, del uruguayo Eduardo Galeano, con el interés de que las lectoras y los lectores se animen a leerlo todo:
“En el verano de 1916, en plena guerra mundial, un capitán inglés se lanzó al asalto pateando una pelota. El capitán Nevill saltó del parapeto que lo protegía, y corriendo tras la pelota encabezó el asalto contra las trincheras alemanas. Su regimiento, que vacilaba, lo siguió. El capitán murió de un cañonazo, pero Inglaterra conquistó aquella tierra de nadie y pudo celebrar la batalla como la primera victoria del fútbol inglés en el frente de guerra.”
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