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Sin periodismo independiente, no hay democracia.
Por Inocencio Yáñez Vicencio.
El artículo que hoy nos pone en su portal, nuestro amigo J. Antonio Nemi Dib, no puede dejar de leerse por lo que dice y lo que nos pone en la mesa de discusión.
Gracias Toño, por nutrirnos todos los días con la información más relevante pero también por obsequiarnos con tu agudeza una excelente selección temática.
Creo que la reflexión más importante es que subraya que el Estado liberal no puede existir sin periodismo libre e independiente, que más allá de cualquier ideología de comprometa con la verdad. Cómo dice Alasdair Macintryre, en su bello libro: Justicia y Racionalidad: hacer de la investigación una alternativa a los valores compartidos. Más que creer hay que investigar sino queremos ser de esclavos de una opinión manipulada.
Esa es la tarea del periodista libre e independiente, pero también advierte a la ciudadanía que expulgue las notas e información que le suministran los medios, dejando claro que el conocimiento intuitivo es muy importante si se libera de tareas y cantaletas.
El único partido que quien escribe debiera tomar es a favor de la racionalidad, que no es otra cosa que: el sentido normativo de procedimientos democráticos que habrán de tener por fin asegurar que todas las cuestiones socialmente relevantes puedan convertirse en tema, se les pueda tratar con argumentos e imaginación y se les pueda dar solución que , respetando por igual la integridad de cada individuo y de cada forma de vida, resulten en beneficio de todos por igual( Héctor Ghiretti. La izquierda.Editorial Ariel. España. 2002. Pag. 81).
La democracia parlamentaria ha sido calificada por connotados pensadores como régimen de opinión pública. Es cierto que opinión pública no debe confundirse con opinión publicada, pero sin duda alguna está última contribuye a conformar la primera. Es imposible configurar un sistema democrático que no cuente con mecanismos y voluntad para permear la opinión pública, por algo, Max Weber, que fue un gran defensor del parlamentarismo, sostenía como uno de los requisitos del político: el pulso político, la sensibilidad política, en el entendido que el debate racional sólo y únicamente puede ser útil si los actores están bien informados. Por eso el político honesto y sincero debiera dar gracias a quienes hacen posible que le llegue la información de muchos problemas que la estructura vertical hace difícil transmitir y sobre todo que le llegue sin distorsionar, para que pueda tomar las mejores decisiones.
Hoy por hoy la prensa es la mejor correa de transmisión que tiene la sociedad para ventilar sus problemas y quienes ejercen el poder público para cumplir su función de servidores públicos, pero eso nunca lo podrá lograr con seudoperiodistas, paleros, que viven no para el periodismo sino del periodismo. Lo he dicho y vuelvo a hacerlo. Los gobernantes tienen derecho a tener su prensa, a lo que no tienen derecho es a tratar de suplir la prensa libre e independiente por la prensa oficial. Los gobernantes tienen sus grupos, partidos y periódicos que su tarea es producir apoyos, pero la tarea del periodismo libre e independiente es resistir y oponerse al abuso del poder y ejercer la crítica.
Los gobiernos de Morena, como nunca antes, se han dedicado a hacer limpia de periodistas críticos en empresas y medios, denostar y difamar periodistas y a lanzarlos a sus sabuesos desde las inquisitorias Mañaneras, por lo que en estos momentos en los poderes del Estado de han concentrado en una sola persona y la persecución e impartición de justicia es facciosa y al gusto de la autocracia morenista, la necesidad de una prensa autónoma queda como el último reducto de la libertad y la esperanza de recobrar pronto nuestra República.
Saludos con mi invariable afecto en su cumpleaños a Carlos Jesús Rodríguez, que sobrevio a una brutal represión, por parte de orates que hoy sirven a los hipócritas y sinvergüenzas de Morena.