Prosa aprisa

OPINION

En abierto, Cuitláhuac, en campaña con la Sheinbaum

Arturo Reyes Isidoro

 

Prosa aprisa

En abierto, Cuitláhuac, en campaña con la Sheinbaum

Arturo Reyes Isidoro

En Morena empiezan a pintar las cosas cómo van a ser de cara al proceso electoral de 2024.

En El Universal se publicó el lunes que días antes el coordinador de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, estuvo en Oaxaca para acompañar al senador Salomón Jara en la presentación de su tercer informe de labores.

Pero, apuntó “El Gran Diario de México”, para que no se pensara que don Salomón es su gallo, jaló del destapador y empezó a lanzar “corcholatas” al aire: dijo que había otros seis aspirantes a candidatos: Susana Harp, Alberto Esteva, Raúl Bolaños-Cacho, Benjamín Robles, Adelfo Regino y Luis Antonio Ramírez.

Ya se puede uno imaginar el alboroto que se armó en el gallinero político oaxaqueño. Indudablemente, en cualquier partido, en cualquier tiempo, es saludable que se abra la baraja y que se barajen opciones. Hasta esta fecha en que hago el comentario, ni el presidente López Obrador ni el dirigente de Morena, Mario Delgado, han salido a desautorizar a Monreal. Así, los oaxaqueños tienen ya siete opciones. De aquí al 2024 todos harán los méritos posibles para ganarse el dedazo final del candidato o candidata presidencial.

No me imagino, o más bien, ya me imagino la cara que van a poner en el palacio de gobierno en Xalapa cuando Monreal, o Delgado u otro picudo vengan y digan que aparte de la candidata del gobernador Cuitláhuac García, Rocío Nahle, también están enlistados Manuel Huerta, Sergio Gutiérrez, Ricardo Ahued, José Luis Lima Franco y algún otro u otra que surja (se dice que la señora Nahle es la candidata del presidente, pero nunca se le ha escuchado decirlo en abierto, ni siquiera insinuarlo).

Algo que tiene que reconocerse del gobernador es que ha decidido jugársela en forma abierta con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien no oculta sus aspiraciones de suceder a AMLO, decisión con la que Cuitláhuac se juega el todo por el todo. Si la señora resulta la “buena”, miel sobre hojuelas. Pero sí no, le esperaría el ostracismo político, la congeladora por, por lo menos, seis años.

El gobernador no tuvo reparo en mostrarse con su candidata a la presidencia el domingo en Baja California y el lunes en Colima en los actos en los que rindieron protesta Marina del Pilar Ávila e Indira Vizcaíno como nuevas gobernadoras de esos estados, respectivamente. Ahí, Claudia Sheinbaum declaró que México está preparado para una mujer presidenta, y solo le falto decir: yo. Lo suyo se tomó como un acto adelantado de campaña y ahí estuvo, puntual, a su lado, el gobernador de Veracruz.

Aquí si se comporta en forma diferente tanto de los priistas como de los panistas, quienes si bien tenían su corazoncito que latía por alguien en particular, guardaban las formas, se suponía que gobernaban para todos incluyendo sus correligionarios, sin tomar partido o mostrar preferencia personal por nadie en forma abierta. Se suponía que eran factor de unidad y que debían mantener el control político. Con su actitud, tío Cuitláhuac se está convirtiendo en factor de división entre el morenismo, entre los que apoyan a su candidata y quienes no, y a la hora en que se requiera no tendrá el control político total, el que debe tener todo líder político, como se supone que él lo es en Veracruz.

Si la señora Sheinbaum resulta finalmente candidata, tendrá motivos de sobra para enloquecer de alegría en la Plaza Lerdo, pero si no, ahí sí, no quiero imaginarme la lluvia de críticas y de memes que le van a llover, y lo que lo menos que le van a decir es que se vale sobar.

Al gober se ve que le vale, para usar un término muy popular. Su apoyo a doña Claudia Sheinbaum se supo desde que el 24 de septiembre de 2020 se filtró al diario Reforma un audio en el que un grupito conspiraba para que el dirigente nacional de Morena fuera Porfirio Muñoz Ledo y no Mario Delgado. En un diálogo entre el entonces dirigente en funciones Alfonso Ramírez Cuéllar y la presidenta del Consejo Nacional Bertha Luján se escuchaba decir que la señora Sheinbaum, Cuitláhuac y la entonces alcaldesa de Iztapalapa Clara Brugada estaban aportando recursos sin especificar el origen del dinero. Su intención era hacerse de la dirigencia nacional para ponerla al servicio de su candidata.

Porfirio, el histórico Porfirio, no llegó a la dirigencia, pero tampoco pudo repetir ya como diputado federal cuando tenía todos los merecimientos, pese a su estatura política y su autoridad moral. No valieron ni su pasado ni su presente ni su trayectoria. Vetó el propio presidente Andrés Manuel, quién más, al mismísimo candidato de Claudia y de Cuitláhuac a dirigir su partido. Fue una derrota política para ellos, para el gobernador.

Pero no ha sido la única. Posteriormente, el pasado 23 de septiembre, el gobernador y su otra candidata, esta a la gubernatura, Rocío Nahle, sufrieron un serio revés cuando quisieron hacerse de la coordinación de la diputación federal veracruzana llevando como candidata a Claudia Tello Espinosa (tenían como opción B a Rafael Hernández Villalpando). Los barrieron. De 25 diputados federales veracruzanos, tanto de mayoría relativa como de representación proporcional, solo lograron 4, incluido el de ella.

Arrasó la representante popular de San Andrés Tuxtla, Paola Tenorio Adame. Ganó la poderosa corriente del delegado Manuel Huerta, que es la que además tiene las presidencias de importantes comisiones. Fuentes de San Lázaro me han comentado que la señora Nahle intentó por todos los medios obtener el control de la bancada veracruzana, pero los verdaderos legisladores jarochos le recordaron que ella es una intrusa en Veracruz y le dieron palo.

Pero la que se puede considerar una tercera derrota política acaba de suceder recientemente cuando por la fuerza que tienen los huertistas y los gutierriztas (de Sergio Gutiérrez) en el altiplano lograron que la dirigencia nacional de Morena autorizara que la afiliación, la reafiliación y la credencialización, que ya está en marcha, luego de cuatro años en que estuvo parada, la realicen también los diputados federales, acción que en principio se la habían reservado los cuitlahuistas porque querían tener el control del padrón de militantes en Veracruz (en Xalapa la diputada federal y síndica con licencia del ayuntamiento, Ivonne Cisneros Luján, de la corriente huertista, anda desatada en una exitosa campaña de afiliación masiva).

Van, pues, ya tres derrotas políticas que sufre el gobernador dentro del morenismo y a manos de morenistas, y una cuarta puede ser a manos del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna.

Pero se ve que a Cuitláhuac le gustan las emociones fuertes y no muestra cautela, prudencia. Con mucho tiempo ha destapado sus cartas, ha movido con anticipación sus piezas en el tablero del ajedrez político veracruzano y ha quedado expuesto a lo que decidan y hagan los otros.

Ya se vio cómo lo sacudió la inesperada presencia de Gutiérrez Luna con su movilidad por todo el estado. Le caerá una ola igual o mayor cuando concluya el primer periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados, cuando vendrán los 21 diputados federales veracruzanos que no son de su corriente a recorrer sus distritos, calle por calle, casa por casa, colonia por colonia, y no a trabajar precisamente por la señora Nahle.

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