Prosa aprisa
Grace confirma la incapacidad oficial
Arturo Reyes Isidoro
Si no hubiera hecho estudios en Xalapa (licenciatura y maestría en la Universidad Veracruzana) y desempeñado algunas tareas tanto en la casa de estudios como en la Editora del Gobierno del Estado, creería que doña Guadalupe Osorno Maldonado (originaria de Tlaxcala) no sabe que se dice de la capital del estado, y que también es famosa por ello, que en un mismo día tiene las cuatro estaciones del año. Por eso no es nada raro que, aunque amanezca el día soleado, muchas personas salen a la calle con su paraguas y su abrigo colgados del brazo.
Así de cambiante es su clima, por lo que ante su imprevisibilidad siempre hay que estar preparados para todo. Por eso, y sobre todo porque doña Guadalupe es la secretaria de Protección Civil del estado, no tiene ninguna justificación para salir ahora con que “en Xalapa llovió más de lo que pudimos contemplar” y que por eso “no pudimos alertar”.
Ayer, Isidro Cano Luna, toda una institución en el servicio meteorológico del estado, un experto como pocos, al salir en defensa de sus pares en Xalapa comentó en un grupo de chat (“Reporteros Veracruz”) del que formamos parte:
“La dirección de Protección Civil de Xalapa cumplió con su función y su misión… el alertamiento se realizó de manera oportuna… La que se encuentra desaparecida en su misión de prevenir es la Secretaria de Protección Civil.
Perifoneos específicos para las Colonias propensas.
Yo me refiero a la Dirección del área preventiva, que cumplió con su función. A la gente se le invita a asistir a los albergues, no se les puede obligar. Sus Derechos Humanos son intocables”.
Para reforzar su comentario insertó el audio de la alerta y el llamado que se hizo a la población antes de la llegada del huracán, de la recomendación para que tomaran medidas preventivas, de la mención de las colonias más susceptibles a sufrir deslizamientos y de la invitación a acudir a protegerse a los albergues. Imposible que Osorno Maldonado ignorara el riesgo.
En Xalapa el saldo del paso de Grace desembocó en tragedia (un alud sepultó a una familia con saldo de seis muertos, una madre y sus cinco hijos, más otra niña, aparte) y en buena parte del territorio estatal dejó una estela de daños al grado de un desastre.
La declaración, para autojustificarse, de una de las funcionarias que tiene una de las mayores responsabilidades del gobierno, la de la protección de la población civil, más de ocho millones de veracruzanos, y el panorama que prevalece tres días después, muestra la impreparación, la grave incapacidad de la administración cuitlahuista para enfrentar situaciones de emergencia.
El viernes, un día antes de la llegada del huracán, comenté que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez por fin se había puesto las pilas y que permanecía en el norte del estado, donde se esperaba el impacto más fuerte, pero resultó, para mi propia sorpresa, que ese mismo día ya estaba de vuelta en Xalapa y que desde la comodidad de su oficina en el palacio de gobierno, según las imágenes de sus propias cuentas de las redes sociales, siguió el desarrollo de los acontecimientos.
Hoy, ante la magnitud del problema que ha quedado, resultan verdaderamente patéticas las imágenes (algunas ya las bajaron) previas que lo mostraban anunciando que estaban preparados para enfrentar el embate y mostraban unas cuantas palas.
Peor resultaron las fotos con las que secretarios de despacho promovieron su imagen personal, dizque realizando tareas de apoyo y rescate en Xalapa, con unas cubetitas de plástico (el secretario de Educación, Zenyazen Escobar García, incluso ¡en sillas de ruedas!) haciendo como que hacían, lo que desató una ola de críticas y de burlas.
El primer pronóstico decía que se trataba de un huracán categoría 1, luego se informó que había subido a nivel 2 y finalmente entró con fuerza 3. ¿Acaso se conjuntó un equipo humano con experiencia, profesional, para entrar en acción tan pronto fuera necesario? No. Lo que se hizo a la mera hora fue convocar a los empleados de gobierno (de la SEV, de Finanzas, del palacio…) para que fueran a algunas colonias de Xalapa a sacar agua o a quitar lodo en casas afectadas, tarea encomiable por parte de los trabajadores, pero solo cosmética.
¿Y en el norte del estado? Se dejó la responsabilidad a las direcciones de protección civil municipales, que ya quisieran tener recursos para pasarla bien un domingo.
¿Dónde estaban, dónde están los equipos de maquinaria pesada, de la SIOP, para entrar en acción enseguida? ¿Dónde están los vectores de sanidad de la Secretaría de Salud para sanitizar las áreas afectadas a fin de evitar los brotes de alguna epidemia? ¿Dónde están las brigadas de la Secretaría de Desarrollo Social para llevar botellas de agua, despensas, colchonetas, ropa, medicamentos, para los que se quedaron si nada?
En el caso de Xalapa ni siquiera vale la pena mencionar ya por su nombre al pésimo alcalde de la capital. Los colonos tendrán que esperar a que llegue al palacio municipal Ricardo Ahued.
¿En qué se ha traducido, en lo inmediato, parte de los 114 millones de pesos que el gobierno dijo disponer para cubrir los daños que dejó Grace?
El clamor de miles de veracruzanos en el centro y norte del estado, incluyendo de las Altas Montañas (Sierra de Zongolica) solicitando ayuda con urgencia, las vías de comunicación afectadas, vastas áreas de agricultura dañadas irremediablemente, incalculables daños materiales, viviendas destruidas o semidestruidas, peligro de epidemias, evidencian la pobre o nula capacidad de respuesta del gobierno del estado.
Si desde el inicio de gobierno se vio una administración falta de experiencia, improvisada, que cayó en el subejercicio de recursos públicos al grado de que tuvieron que devolver recursos a la Federación, agravando la crisis económica del Estado, que empeoró con la llegada de la pandemia de Covid-19, ¿qué esperar ahora luego del desastre en que está convertido gran parte del territorio veracruzano a causa del paso del huracán?
Este ciclón, el primero pegó apenas en agosto, pero falta lo peor de la temporada de huracanes, que en Veracruz se produce en septiembre y en octubre, incluso todavía a principios de noviembre. Faltan las aguas que van a bajar de la Sierra de Oaxaca hacia la cuenca del Papaloapan. El panorama es verdaderamente desalentador si el gobierno del estado dispone, según lo que hemos visto, solo de palas y cubetas, de la mano de trabajo de los empleados, del afán de protagonismo de los funcionarios prestos a tomarse fotos haciendo como que hacen, y si la secretaria de Protección Civil (es antropóloga social y maestra en literatura mexicana) no tiene la capacidad para prever que un huracán puede variar de intensidad y provocar mínimo daño o el peor.
El presidente llega hoy al estado para, entre otras cosas, anunciar un programa de apoyos. Qué bueno. Pero yo no estaría muy optimista después de que vi en noviembre pasado cómo dejó mucho tiempo entre el agua, inundados a propósito, pueblos enteros de la Chontalpa, en su estado natal.
Se perfila ya el posible nuevo rector de la UV
Por las primeras reacciones que advertí ayer en partes de la comunidad universitaria, se recibió bien la terna final de donde saldrá el nuevo rector de la Universidad Veracruzana.
La Junta de Gobierno consideró los más idóneos para el cargo a Martín Gerardo Aguilar Sánchez, Héctor Francisco Coronel Brizio y Jorge Manzo Denes, los dos primeros entre quienes prácticamente no realizaron ninguna campaña mediática. No deja de ser lamentable que ninguna mujer figure en la terna.
Manzo Denes llegó a la recta final luego de su segundo intento. La rectora Sara Ladrón de Guevara vive los últimos siete días de su rectorado de dos periodos. El próximo lunes se inicia una nueva etapa en la historia de la casa de estudios.
El que se vio bien fue José Luis Cuevas Gayosso, aspirante, quien en sus cuentas de las redes sociales extendió su felicitación a los finalistas.