Mesa de Redacción

OPINION

Isleño, exhibido

Enrique Yasser Pompeyo

Un hilo frío de sudor recorrió su espalda. Sintió como la sangre le enrojeció el rostro y su cara se desencajó.

El alcalde de Medellín de Bravo, Marcos Isleño Andrade, vivió en carne propia el rechazo del pueblo bueno y sabio.

En la recepción a Claudia Sheinbaum, precandidata única a la presidente de México por Morena-PT-Verde, el alcalde fue abucheado una y otra vez.

“¡Buuu, buuu!”, “¡Fuera, fuera!” y “¡Corrupto!” fueron algunas de las expresiones de la gente.

Los invitados especiales y las dirigencias partidistas no pudieron ocultar sus rostros de sorpresa y asombro.

Claudia Sheinbaum Pardo y Rocío Nahle García pudieron observar así el rechazo y la desaprobación de los medellinenses hacia el polémico edil.

Pero el pueblo tiene sus razones. De entrada, fue pública y notoria su alianza con el ex secretario de Gobierno; luego, el presunto desvío de 86 millones de pesos de la Cuenta Pública 2022.

Tampoco hay que olvidar su historial de violencia de género, pues ha sido señalado como golpeador de mujeres.

Además, su desempeño público ha sido cuestionado por sectores de la población, pues se presumen actos de corrupción.

Ante este turbio historial administrativo, personal y político, se debe analizar las consecuencias que les traería un personaje como Marcos Isleño Andrade.

Tanto Morena, como el PT y el Partido Verde perderían mucho por nada; el alcalde medellinense en lugar de sumar, resta.

¿Se arriesgarán a darle un espacio, a sabiendas de que representa una enorme losa que dañará la imagen de la alianza?

El único objetivo del presidente municipal es obtener fuero para evitar el peso de la ley.

Quien siembra vientos recoge tempestades. Su futuro político es poco claro y está en duda.

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