¡La última y nos vamos!
Manuel Zepeda Ramos
II
…se trata de beber agua y de comer…insensatez de la vida!
¿Alguien sabe por qué no hay una evidente ayuda de países amigos ante la inmensa tragedia que estamos viviendo?
Lo pregunto porque nuestro país ha dado muestra suficiente de gran solidaridad ante las adversidades de los países hermanos que hoy no se refleja ante la tragedia de Acapulco.
Alguien mencionó que Venezuela quiere o ya mandó ayuda, pero nada más.
¿Alguien sabe si se les dijo que no, que podíamos solos ante la adversidad a los que posiblemente ofrecieron ayuda?
Parece que nadie sabe.
Afortunadamente, la solidaridad ante la tragedia también se da y de manera intensa, en el interior de nuestra república.
Poco a poco, han empezado las muestras de apoyo:
1.- El Chef Palazuelos y un numeroso grupo de amigos del país y el extranjero, han empezado a instalar comedores en distintos lugares de Acapulco y, al unísono, a servir comidas calientes para los acapulqueños que necesitan comer y beber urgentemente.
2.- La policía de la ciudad de México se organizó y, de su propio peculio y ellos personalmente, llegaron hasta Acapulco para entregarlos con profundo amor a los damnificaos porteños. Hombres y mujeres policías llegaron hasta la otrora joya del pacífico, para hacer entrega de su participación voluntaria.
3.- La familia Le Barón anunció que habrían de viajar en caravana hasta Acapulco llevando víveres y utensilios de la vida diaria, después de conmemorar en Sonora el tercer aniversario del asesinato de varios miembros de su numerosa familia, principalmente niños, a manos del crimen organizado.
4.-Un taquero trabajador de la ciudad de México, se apersonó en el puerto con todo y su personal con tres mil doscientos kilos de trompos al pastor para darles de comer a los acapulqueños tacos exquisitos, calientes y con tortillas de primera calidad. El acto se volvió fiesta comunitaria con la satisfacción de los ciudadanos taqueros en el deber cumplido. Fueron momentos emotivos, altamente significativos que elevó notoriamente la moral de los damnificados.
5.-El viernes ya sobrepasaban los cuarenta tráileres de ropa y víveres que la cruz Roja Mexicana, desde sus instalaciones de Ejército Nacional en la ciudad de México, despachaba con dirección a Acapulco, con los cientos de miles de donativos que el ciudadano solidario de la ciudad de México envía a su hermanos, conocedor profundo de lo que eso significa para la Ciudad de México cuando ha estado en desgracia: dando y dando.
6.-Xóchitl Gálvez, sin decir una palabra, se trasladó hacia Coyuca de Benítez con cuarenta voluntarios para iniciar la instalación de un campamento para 120 voluntarios que habrán de hacer en Renacimiento, Hogar Moderno, Pie de la Cuesta, Caleta, entre otros lugares, tareas de limpieza, manejo adecuado del suelo y sus plantas para componer con moto sierras manejadas por expertos, los camellones y la belleza acapulqueña vuelva a brillar. También habrán de llevar vehículos industriales que faciliten la tarea. Esa zona, desde ahora está ya lista y habilitada en campamento, para recibir a 120 voluntarios para desarrollar diferentes tareas de recomposición del lugar, así como la instalación de varios comedores de alimentos calientes para todos los damnificados.
La ciudadanía en pleno, pues, cumpliendo con la solidaridad necesaria en momentos de desgracia como lo sucedido en Acapulco. La ciudadanía movilizada para servirle a su patria.
Grata sorpresa causó la llegada a México del Chef español José Andrés, asturiano, ejemplo de solidaridad ante el mundo que se atrevió a llevar comida caliente a los ciudadanos ucranianos en medio de la guerra y los bombardeos recurrentes; que ha estado dando comida en cualquier parte del mundo -que ha sufrido huracanes de gran intensidad-, con un equipo numeroso de voluntarios que se han vuelto expertos en resolver cualquier eventualidad ante el compromiso de cumplir con su deber, llevando el alimento y la bebida necesarios.
Con su estructura denominada Worked Central Kitchen -WCK-, está en México desde la semana pasada, operando con cientos de voluntarios de todo el mundo, desde la ciudad de México, llevando en helicópteros comida caliente y tortillas capitalinas, incidiendo en los pueblos de la sierra que no habían tenido acceso a la comida caliente. Pero además, en una semana habilitó 25 restaurantes de comida caliente en Acapulco, además de 17 que ya había instalado en Chilpancingo. Hoy ya tienen capacidad para servir 35 mil comidas diarias que se convertirán en unos días en ochenta mil comidas calientes, diarias, para los guerrerenses.
El Chef José Andrés dijo que así como al término de la Segunda Guerra Mundial se implementó el Plan Marshall para reconstruir a la Europa entera devastada por la destrucción de la gran conflagración, para Guerrero y Acapulco hace falta un Plan Económico para reconstruirlo.
No cabe duda que la sociedad civil de México y el Mundo está pendiente de la reconstrucción de Acapulco como nunca y con tanta intensidad había pasado. Esté surgiendo una sociedad civil mexicana, consciente de que debe organizarse en corto tiempo.
El Mundo está preocupado por México y eso es una buena noticia