
EL RESPETO GANADO POR GUILLERMO ZÚÑIGA
Por Víctor Murguía.
Como maestro, funcionario y político dejó buena huella. Xalapeño de nacimiento, Guillermo Zúñiga Martínez empezó a destacar desde joven, primero en la oratoria, después en el periodismo y de ahí en el servicio público y en la política. Acaban de cumplirse diez años de su fallecimiento y un gran número de personas, por todo Veracruz, lo recuerdan con cariño, admiración o respeto, cuestión que pocos políticos logran, pues envueltos en la soberbia, muchos se alejan de la gente y, subidos en un ladrillo, no voltean para abajo.
Zúñiga estuvo a cargo, muy joven, de las páginas de Opinión de El Universal. Tras estudiar Derecho en la UNAM entró a trabajar a la Secretaría de Gobernación y después a la Presidencia, en ambos casos en el área jurídica. Al iniciar la gubernatura de Rafael Hernández Ochoa fue nombrado secretario particular del gobernador y después lo designaron director de Educación Popular. Posteriormente fue nombrado secretario de Educación y Cultura en el gobierno de Fernando Gutiérrez Barrios, cargo al que renunció para ser postulado, por el PRI, a la alcaldía de Xalapa, elección que ganó.
Después fue diputado federal y durante el gobierno de Patricio Chirinos coordinó a los diputados locales, presidió el Comité Estatal del PRI y fue nombrado nuevamente secretario de Educación. Fidel Herrera lo ubicó como director del Instituto Veracruzano para la Educación de los Adultos (IVEA), un cargo menor para todo lo que había sido dentro de la función pública, pero no lo hizo menos, al contrario, engrandeció ese espacio. Después, ya Javier Duarte gobernador, fue nombrado rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV).
Es recordado su pleitazo político con el gobernador sustituto Dante Delgado Rannauro, cuando Zúñiga era alcalde de Xalapa y Dante lo traía a raya, no dándole recursos y queriendo su renuncia, cuestión que no consiguió, en parte por el respaldo que recibió por el entonces propietario y director de Diario de Xalapa, Don Rubén Pabello Acosta. Hay otro pasaje de su vida poco conocido y que tuvo lugar durante la gubernatura del panuquense Patricio Chirinos.
Chirinos, muy cercano y uno de los principales asesores del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, maniobró para que su secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, recibiera la bendición presidencial para ser el candidato a la gubernatura. Esto fue sellado en Tuxpan, durante una gira presidencial. Por eso Yunes de la Secretaría de Gobierno fue enviado a presidir el PRI estatal, para prepararlo como el candidato al gobierno de Veracruz, pero… a Yunes se le atravesaron varios políticos a los que había afectado y le hicieron perder más de cien alcaldías, cuando el PRI era el invencible. Con ello también perdió la posibilidad de, en ese momento, ser el candidato a gobernador.
Chirinos empezó a maniobrar nuevamente y perfiló para sucederlo a Guillermo Zúñiga, pero ya no tuvo la fuerza para concretar su proyecto. Guillermo Zúñiga fue maestro frente a grupo, funcionario federal, diputado local y federal, secretario de Educación y rector de la universidad que soñó, pero más que todo eso fue un xalapeño que amó a su tierra, un veracruzano que sirvió a su estado y un político que podía caminar por las calles de Xalapa o de cualquier pueblo jarocho y ser saludado con respeto, ¿cuántos políticos de la actualidad pueden hacer eso?
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