
Contrapunto
Víctor Murguía
¿Mentiroso?, la política es esperanza. La guerra Fidel-Yunes
Ya muerto Fidel Herrera aún jala reflectores y, como en toda su vida política, unos todavía lo quieren y otros lo odian.
Inteligente hasta el nivel de brillante, para unos fue un gran político y el mejor gobernador; otros se quedan con lo de mañoso, generador de enorme deuda, permisivo ante la delincuencia y mentiroso.
Sobre esto último, de que a una misma persona la podía engañar dos, tres o cuatro veces, va un recuerdo.
-Dicen que Fidel Herrera es muy mentiroso, le preguntaron.
Y la respuesta quedó ahí para el anecdotario jarocho.
-«La política es esperanza».
Fidel y Miguel Ángel Yunes Linares protagonizaron durante años la guerra política más encarnizada vivida en los tiempos modernos de Veracruz.
Fue una pelea sin cuartel que, para algunos, quedó en empate.
Unos dicen que el pleito desatado comenzó en 1980, cuando Yunes era coordinador nacional de delegaciones de la CNOP y Fidel era diputado federal, tras una reunión convocada para limar asperezas pero que terminó empeorando todo.
Pasaron los años y esa pelea creció. Cuando Miguel Ángel vio cerca la gubernatura, siendo secretario de Gobierno del gobernador Patricio Chirinos y luego presidente del PRI estatal, el mismo Yunes denunció que dentro del priismo le hicieron perder elecciones de alcaldes y que el principal operador para que eso sucediera fue Fidel.
Años después muchos creyeron que el cuenqueño ganaba la partida en forma definitiva.
Primero, ganó la gubernatura… aunque por menos de 25 mil votos. Si Fidel sufrió en esa elección fue por Yunes, que respaldó con todo al panista Gerardo Buganza y armó una campaña en contra de Fidel en la que lo criticó acremente y exhortó a votar en su contra iniciando con la frase «porque lo conozco…».
Después le ganó directamente la elección, al postular Fidel a la gubernatura a su alumno Javier Duarte, quien se enfrentó a Yunes Linares.
Ningún Yunes será gobernador, afirman que exclamó Fidel tras ese triunfo que aparentemente enterraba políticamente a Miguel Ángel y a sus hijos.
Pero seis años después Yunes ganó la gubernatura de dos años, que achicó Duarte para desanimar a su enemigo a participar en la contienda, sin embargo sí contendió y ganó.
Yunes, ya triunfador, presionó y Miguel Osorio Chong, a la sazón secretario de Gobernación, terminó convenciendo a Peña Nieto de encarcelar a Duarte.
Después vino el deterioro de salud de Fidel y el fallido proyecto de que Miguel Ángel Yunes Márquez fuera gobernador.
Actualmente ya sabemos, Yunes Márquez es senador ligado a Morena y Javier Herrera Borunda, hijo de Fidel, es diputado y alto directivo del Partido Verde.
En fin, falleció Fidel Herrera y deja tras de si polémica, amor y odio, reconocimiento y críticas, así como a unos jóvenes, que ya no lo son tanto, sus creaciones en política, ligados directamente en Morena o como aliados.
Su hijo Javier está en el Partido Verde, aliado de Morena; Elizabeth Morales, a quien hizo alcaldesa de Xalapa, es diputada por el PT; Salvador Manzur ha respaldado a Morena en Boca del Río; Jorge Carvallo no solo ha metido las manos en el PRI sino también en el Partido Verde; Alberto Silva es candidato por el PVEM y, aunque no fue de sus jóvenes alumnos, Ricardo Ahued, a quien hizo alcalde de Xalapa y luego diputado federal, es el secretario de Gobierno de una de las más importantes militantes de Morena en el país, Rocío Nahle.
CREO QUE A ESTAS ALTURAS la gobernadora Rocío Nahle ya se dio cuenta que fue un error haber dejado como dirigente de Morena a Esteban Ramírez Zepeta.
Le ha servido de pararrayos, le muestra supuesta lealtad, pero sus yerros son fuertes.
El último, el atropellamiento y muerte de un habitante de Uxpanapa, debido al exceso de velocidad del convoy que acompañaba a Zepeta, es otra muestra de lo que es el dirigente morenistas que pide comprensión y señala que a todos nos puede pasar.
Apenas se había hecho pública la carta de la presidenta Sheinbaum, marcando los lineamientos que deben prevalecer en Morena, entre ellos nada de ostentaciones, y queda grabado que el dirigente de Morena en Veracruz se moviliza a una de las zonas más pobres de Veracruz en grandes camionetas, sin precaución alguna.
Lo de Roberto Ramos Alor, exsecretario de Salud, es otra equivocación. Es médico, pero ya dio sobradas muestras de que no tiene vocación de servidor público y menos capacidad para ser funcionario.
Claro, eso se arregla con la gente que lo rodeará, pero a ver si no echa a perder el trabajo en la delegación del IMSS Bienestar, área de importancia porque atiende la salud de marginados.