BARRA LIBRE.

OPINION

Alfredo Quezada Hernández.

VICENTE AGUILAR – PT – CINISMO.
Vaya que el ya añejo dirigente, más no líder, del negocio ese llamado Partido del Trabajo, en la entidad veracruzana, un tal Vicente Aguilar fue el único ganón en las pasadas elecciones.
Su cinismo admirable y su valemadrismo sorprende.
Sí, el alteño salió más sinvergüenza que Ezequiel Flores Rodríguez, aquel dirigente del negocio en mención. Y mire usted que, gracias a las siglas petistas, el famoso «Cheque» llevó agua a su molino.
Bueno pues el tal Vicente ha usufructuando el membrete a más no poder, lo ha exprimido que da gusto.
Un ejemplo de lo redituable qué es el negocio es su vástago, el chamaco ese que sin mayor mérito ahora ya es diputado local electo, dejando botada la alcaldía de su natal Alto Lucero.
Sí, el inverbe ex alcalde bajo la complacencia de su señor padre en breve habrá de mostrar sus habilidades, esa capacidad tan resaltada que tiene para levantar el dedo y cobrar la dieta.
Sus caprichos se han cumplido.
Ni el mismo Flores Rodríguez pudo complacer tanto a los suyos como lo está haciendo actualmente el tal Vicente.
Se dice que al «Cheque» siempre lo complacieron en palacio de gobierno, pero a éste al parecer hasta lo idolatran.
Lo que le ha valido al alteño es ser un dócil personaje ante la dirigencia nacional, ante el famoso Profe Anaya.
Tanta sumisión le ha permitido al alteño manejar a su antojo el membrete, le ha conseguido la permanencia de tantos años regenteando las siglas, unas siglas que no son otra cosa que una mera comparsa, un partido satélite que está a las órdenes del gobierno en turno.
De nada valieron aquellos esfuerzos de grandes petistas como Mireya, Jorge, Gandhi, Camilo y tantos más que lucharon para sacar adelante el proyecto y de paso, también, para el echar fuera a Flores Rodríguez. Todos ellos unieron fuerzas en bien del partido, traían buenas propuestas, grandes proyectos y seguían la ideología partió.
Los esfuerzos de Arturo López Cándido «El Archi» surtieron efecto y fueron efectivos para liberar las siglas del cacicazgo del «Cheque», pero le salió más caro el remedio que la enfermedad ya que ahora el alteño hace y deshace a su antojo con el membrete.
Por lo mientras su hijo Luis Vicente ya goza de las mieles que otorga «el pinche poder», pues sus caprichos los está viendo coronados gracias a un instituto político que no es otra cosa que una rémora, un membrete que su única urgencia es conservar el registro, conseguir el mínimo de votos que exige la ley para continuar gozando de las prerrogativas y de paso disfrutar de los privilegios electorales y financieros.
La media docena de militantes que tiene el Partido del Trabajo en la entidad están decepcionados de su dirigente, de su comité estatal por lo que antes de las elecciones venideras, donde se habrán de renovar alcaldías, es muy probable que abandonen las siglas. Lo anterior debido al ambicioso manejo personal del tal Vicente Aguilar.
El PT, al igual que el Verde Ecologista, no es otra cosa que un negocio familiar, un membrete electoral qué ja dejado buenas ganancias.
Provecho.

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