Alito: Ganster por encargo.

OPINION

Por Inocencio Yáñez Vicencio.
Tomando en cuenta que la política surge como alternativa a la fuerza, es difícil calificar como político a Alito, al definirse como gladiador.
La realidad que en todas las actividases, oficios o profesiones, se dan las suplantaciones. En la medicina, en el derecho, en la ingeniería… más en una actuvidad que es eso: acción. Alito, fue impulsado por un exgobernador campechano, que hoy reprueba sus pretensiones de adueñarse del PRI.
Quiero decirles que la expropiación que este sujeto quiere hacer del PRI, es sumamente indignante y me alegra que si bien es innegable que tiene seguidores, hay que reconocer que son muchos más los miembros y militantes del tricolor que se han levantado para denunciar esta felonía, a diferencia de partidos como Morena, Movimiento Ciudadano, el Verde o el PT, donde parece que nacieron sin voz ni dignidad, que aceptan sumisanente todo lo que sus amos decidan. Hasta en esto el PRI no es el peor, pero por haber surgido desde el poder y estar asociado a él, la sociedad lo ha emplazado a cambiar sus prácticas más que a los otros.
La educación laica, la creación de grandes hospitales, la creación del ISSSTE, IMSS, INFONAVIT, IPN, CIUDAD UNIVERSITARIA…afectaron a sectores patronales y confesionales, que siendo dueños de los principales medios de difusión hegemonizaron una opinión pública que se dedicó a denigrar al PRI, a tal grado que no han faltado quienes necesiten de marcar distancia de él, con la evidente intención de acreditar una supuesta autonomía e independencia, que en la reciente contienda por la presidencia, quedaron atrapados en su propia verborragia puritana.
Es indiscutible que que el deslizamiento del PRI hacia un partido atrápalo todo, no solamente privó a sus seguidores de representatividad, a tal grado que genera una fuga que se refleja de manera clara en los últimos procesos electorales, también lo ha llevado a dejar de exigir militancia, congruencia en el decir y el hacer, consistencia ideológica, ética política… a quienes promueve a los cargos públicos y de partido, con las consecuencias de que los gobernantes salidos de sus filas privatizan sin rubor el patrimonio público y sus directivos, como es el caso de Alito, ponen por delante sus intereses personales frente a los colectivos, al grado que deja la puerta abierta a verdaderos hampones, que una vez adentro, se atrincheran amargando con acciones de fuerza a los que levanten la voz contra su gansterismo.
Como lo han documentado prestigiadas analistas, Alito tiene una sociedad con Andrés Manuel López Obrador, que se hizo pública aquél 5 de junio de 2019, en la reunión de la CONAGO, cuando al desparpajo les dijo: » Quiero que apoyen a Alito» para que sea presidente del PRI, amenazando a los gobernadores priistas que no lo hicieran, con verse castigados en sus presupuestos.
Es un hecho que Alito, fue impulsado por Amlo, al PRI, para apoyar sus reformas, mojar su polvora critica y trabajar para sacar una candidata ultraderechista que encarnara el demonio que desde su llegada había combatido y que se oponía a los programas sociales, por eso le dejó al PAN, la candidatura y este a Claudio X González. Como bien lo graficó Gabriel González Molina. Asi se enfrentaron: Xochitl, la que quita y Claudia, la que da. El folklor frente a la cientifica. La ultraderechista contra la seudoizquierdista.
Alito sabe que el plan de Amlo, no es sólo destruir las instituciones que le puedan contrapesar y pedir cuentas, también va contra todos los que no se le sometan. No es casual que los partidos que se cubren en las enaguas de Morena, hayan hecho buena cosecha de votos y curules, a diferencia de los que se oponen. Ya desapareció el PRD y ahora está hundiendo en un escándalo interno al PRI, para deshacerse de él. Saben que la parte más importante la han conseguido. Sumir en el descrédito al PRI.
Fiel a la escuela Mañanera, Alito, se lanzó a destruir la dignidad y honorabilidad de quienes lo critican y se oponen a su perpetuidad. Valide o no el tribunal » su» reforma para reelegirse, el mal está hecho. Su obsesión no termina ahí, porque como todo ganster, también sabe que de no cumplir con la encomienda que le dio Amlo, su impunidad termina y será acabado como todo aquél mafioso que falla en su encargo.

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