Mexicanos insatisfechos con la democracia, sienten que su voz no se toma en cuenta a la hora de la toma de decisiones públicas

ESTATAL

 

• El doctor Ernesto Izunza Vera presenta el Informe 2020 El Curso de la Democracia en México; corrupción y prácticas clientelares es la mayor percepción de ciudadanos.

Irineo Pérez Melo.- Pese a la alta valoración del régimen democrático en la ciudadanía mexicana, está poco satisfecha con la democracia y una buena parte de ella siente que su voz tiene poca importancia a la hora de la toma de decisiones públicas, además de que no se siente representada y no cree que la actividad legislativa refleje sus intereses, sino que responde a intereses partidistas o particulares.
Lo anterior se desprende del Informe 2020 El Curso de la Democracia en México, que fue presentado este jueves por el doctor Ernesto Izunza Vera, profesor investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Golfo, quien dijo que dicho documento es un esfuerzo conjunto entre el Instituto Nacional Electoral (INE) Y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en México, en donde se da cuenta del sistema de representación y de participación en México.
En el evento, encabezado por Josué Cervantes Martínez, delegado estatal del INE en Veracruz, el investigador dio a conocer que este informe da seguimiento al primer informe sobre la calidad de la ciudadanía en México, realizada en el 2014. Es un estudio que básicamente se centra, no solamente en las elecciones, sino otros temas importantes para comprender como está de sana o no tanto nuestra democracia.
De entrada, destaca que el sistema de representación y de participación en México se desarrolla en un medio caracterizado por enormes desigualdades sociales, económicas, políticas, culturales y de género, que a su vez afectan la calidad democrática y determinan las expectativas ciudadanas.
Ante funcionarios electorales locales y federales, así como representantes de partidos políticos que se dieron cita en el Aula Magna de la Universidad Xalapa, el investigador destacó que en este informe se derivó de una encuesta levantada en el 2020 y que hasta ahora se publica.
Dicha encuesta, dijo, levantada en plena pandemia tiene sus particularidades, pero que da elementos para poder entender sobre la representación política, no solo de partidos y elecciones, sino de otras formas de representación y de participación comunitaria, ciudadana, cívica y política, así como algunos problemas de nuestra democracia, como la corrupción.
“Es una serie de formas de las cuales tenemos que trabajar para mejorar y tenemos que enfocarlas en este contexto de construcción de la democracia, lo cual este informe da elementos para que diferentes personas, grupos, partidos, ciudadanos entendamos donde estamos para ver hacia donde empujamos”, añadió.

No hay confianza en partidos políticos
ni en sus representantes populares
Destaca la existencia de tres dimensiones: la de la representación, la de la participación electoral y no electoral y la denominada trastornos de la democracia, en donde se muestra un panorama complejo de una ciudadanía envuelta en contradicciones, por un lado. el voto y por el otro no todas las personas acuden a las urnas con la misma frecuencia.
“La ciudadanía desconfía de las y los otros y de las instituciones, sobre todo de las que debieran representarlas: partidos políticos, diputados y diputadas federales y locales; al mismo tiempo, la confianza en la autoridad electoral subió casi 20 puntos porcentuales entre el 2013 y 2020 (al moverse de 40 a 60% de personas que dijeron confiar mucho o algo en el INE)”, resaltó.
Respecto a la participación, señaló que hay diferencias importantes entre las cuatro dimensiones analizadas en este informe: cívica, comunitaria, ciudadana y política, si bien tienen que reforzarse entre sí, se da el caso de que los niveles de participación ciudadana y política son bajos, contrario con la participación cívica y comunitaria.
Comparativamente con los datos del informe País 2014, con los datos de la ENCUCI 2020, se puede observar que, si bien las mujeres participan en todas las dimensiones (con excepción de la electoral) menos que los hombres, la brecha se ha ido cerrando con el tiempo.
Por otro lado, la experiencia de la ciudadanía está afectada por las características y situaciones particulares de las personas, en especial por el género y los cambios ocurridos, en el acceso de las mujeres a cargos públicos todavía no h sido suficiente para revertir los desequilibrios y permitir a las mujeres una participación plena e igualitaria en todos los ámbitos de la vida política y social del país.
Resaltó la alta percepción existente de que la corrupción y las prácticas clientelares se encuentran extendidas en el país, lo que constituye un foco de atención porque puede no solo generar desapego hacia el sistema político, sino también desincentivar la participación política al generarse la percepción de que no es posible hacer algo por remediar esta situación.
También, respecto a temas de discriminación, existen retos importantes y la percepción entre los mexicanos es que ésta se acentúa por la clase social, la forma de vestir, la orientación sexual, el color de piel y la manera de hablar de las personas.
Finalmente, enfatiza que los altos niveles de corrupción, l extensión del fenómeno del clientelismo y la frecuencia de la discriminación experimentada por las y los ciudadanos ponen en entredicho los avances logrados por la democracia en México en cuanto a la construcción del Estado de Derecho y de una ciudadanía más igualitaria y cohesionada, lo cual son retos que requieren de atención urgente y que necesitan ser atendidos para lograr el fortalecimiento de la democracia en México.
Antes, el titular del INE en el estado, reconoció que quizá se haya impuesto a la democracia una excesiva carga de expectativas de desarrollo difícilmente asequibles o ajenas a su poder de influencia o equívocamente asociadas en una relación indefectiblemente perpetuas de causa y efecto: soy demócrata, ergo, mi mejoramiento económico, social y cultural está garantizado.
Por lo que cuestionó: “¿No será simplemente que la democracia, frente a otros regímenes de gobierno, posibilitan dicho mejoramiento, si bien no necesariamente lo garantiza? Si la respuesta fuera un sí categórico, sin mayores elementos de análisis, ¿qué haría falta entonces para lograrlo?
Sin disciplina científica, aseguró, puede resultar fácil y hasta entretenido aventurar hipótesis como las anteriores y derivar irresponsablemente otras tantas que pretendan explicar un fenómeno tan complejo como lo es el de la convivencia humana; y, específicamente en la materia que nos atañe, el de la vida político electoral.
En ese tenor, resaltó por último que el documento, que ahora se presenta, plantea una hipótesis central que delinea con rigor metodológico, cuál es la calidad o cualidad de nuestra cultura cívica.

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