Integrantes del FNF se pronunciaron en contra de la propuesta de los matrimonios igualitarios
El presidente del Frente Nacional por la Familia en Xalapa Ignacio Guadarrama Ramírez dio a conocer que se oponen a la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo en el estado.
En conferencia de prensa realizada en conocido café del centro de Xalapa señalaron que ante la imposibilidad de una reforma constitucional que requiere la mayoría calificada, la nueva estrategia de la Diputada Mónica Robles de Morena para imponer su agenda político-ideológica es la modificación al Código Civil.
Con lo anterior solo requieren la mayoría simple para aprobar cambios, por lo que ha presentado al Congreso del Estado, una propuesta legislativa donde pretende cambiar la definición de matrimonio, ya no como la unión de un solo hombre y una sola mujer, sino como la unión de dos personas, con el pretexto de igualdad y no discriminación
Y decimos que es solo un pretexto, porque los conceptos modernos de justicia, no definen la justicia como dar a todos lo mismo (igual), las diferencias entre las personas, los grupos sociales y los grupos vulnerables, requieren de la justicia un trato desigual, por tanto y en estricta justicia, no podemos tratar de la misma manera a la unión entre un hombre y una mujer, que a la unión entre dos personas del mismo sexo, es decir, no podemos tratar por igual, a los que son desiguales y esa no es discriminación.
El matrimonio, definido como la unión de un hombre y una mujer, cumple una función social primordial que el estado debe proteger, ya que se trata de una unión fértil que garantiza su propia supervivencia, es decir, el estado protege el matrimonio hombre-mujer, porque gracias a él pueden generarse nuevos ciudadanos y sobrevivir las culturas, en tanto que la? uniones homosexuales son por definición estériles y por tanto no aportan un valor de supervivencia al estado.
Así una unión que no puede procrear no es igual al matrimonio y no demanda del estado una protección especial, pues no es vital para el estado y solo requiere proteger los intereses particulares de cada uno de los involucrados en estas uniones, como en cualquier otro contrato civil.
Todos tenemos derecho a decidir qué hacer con nuestra vida y con quien compartirla, pero no podemos llamar igual a uniones que por su propia naturaleza no son iguales.
Las uniones de personas con diferentes fines y funciones las llamamos diferentes y eso no es discriminación, ya que no se trata de imponerles una forma de vida o comportamiento, ni de negarles el vivir juntos o compartir sus beneficios y prestaciones sociales, se trata insistimos de llamar diferente a cosas que son diferentes.
En una sociedad de convivencia, dos amigos que deciden vivir juntos para proporcionarse compañía y protección mutua, pueden ampararse bajo la forma legal de sociedad de convivencia, sin necesidad de tener el papel y las funciones de cónyuges o esposos, que por la naturaleza propia del matrimonio, implican necesariamente la relación sexual. Por tanto forzar a la unió de dos personas del mismo sexo, y llamarla matrimonio es discriminatoria y excluye a aquellas personas que desean ofrecerse mutua protección y ayuda viviendo bajo el mismo techo, sin tener necesariamente una relación conyugal.
Por otra parte, el designar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo, se abre la puerta a la adopción de infantes, tema que no ha sido analizado y evaluado en las repercusiones psicológicas y sociales que esto puede generar sobre los niños que son los que tienen el derecho de recuperar lo que ha perdido «un padre y una madre», lo cual puede generar aún mayores problemas en el desarrollo de estos infantes y su integración social armónica.
Por último señalaron que la propuesta de Monica Robles, no deja de ser tan solo una propuesta ideológica y de posicionamiento político que aprovecha los reflectores puestos sobre la comunidad LGTB, que han sido magnificados y se erigen como una bandera electoral, las uniones homosexuales, no son una verdadera demanda social, ni siquiera para muchos homosexuales, que solo requieren ser respetados en sus personas y sus decisiones personales y tratados como a cualquier otro ciudadano.