Siempre habrá gente buena, somos más los buenos
Les dejo una historia que escribió mi hermana Ciria y que le sucedió en Xalapa hace muchos años que nos deja como algo anecdótico que nos habla de como hay gente buena, siempre la habrá, hay más buenos que malos….usted juzgue
Salí tarde…ya anochecía…nubes negras presagiaban lluvia y tormenta…típico de Xalapa…empezaron a caer pequeñas gotas que mojaron mi frente…Debió ser tal vez un diciembre en los 70’s, tenía frío…por lo menos en esta ocasión no había olvidado mi mochila (deben saber ustedes que yo era un poco o muy olvidadiza)…busque a güerito…Ya no estaba…de repente recordé, me había dicho que era tarde, que ya nos fueramos, pero a mí me encantaba recorrer sola la escuela e imaginar historias fantásticas…no la seguí, no me importo…Pero ahora estaba sola en la parada de 5 de febrero… de reojo veía la enorme reja del panteón, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Necesitaba irme!! llegar a casa…yo tenía 6 años!!!
Ahora lo veo a la distancia y pienso que estaba muy expuesta a cosas malas, terribles!…busque en mi falda una moneda. No tenía. Me sente en la jardinera y busqué en los lugares más reconditos de la mochila el dinero para tomar el camión que me llevaría como siempre a la entrada de la privada donde se ubicaba mi casa… no lo encontré. El miedo se empezó a apoderar de mi alma. El cielo se ponía cada vez más y más obscuro. Las gotas seguían cayendo…de repente entrando por 20 de noviembre vi el camión! Ese camión que cada tarde tomaba…suspiré y me armé de valor…levante el brazo en señal de pedir que se detuviera. El camión paro. Respire hondo y subí, el chofer extendió la mano esperando el pago…yo busqué de nuevo en mi falda, consciente de que no llevaba nada de dinero…yo lo sabía, el chofer no. Hubo un momento donde pensé en bajarme…pero en ese momento ya no aguante más y me solté a llorar, lloré de miedo, de angustia. Por un momento pensé que me pediría que me bajara del camión, el cual se encontraba por cierto casi vacío, y las pocas personas que iban en él, ni siquiera me miraron…fueron momentos de angustia donde el tiempo se detuvo…una mirada, un gesto y de repente me dijo: toma asiento, yo te llevo pequeña…felicidad!!! alegría!!! Ese buen señor me permitió ir sin pagar!!! mi corazón latía rápido, pero ya no había miedo! era la felicidad de encontrar un buen hombre, un buen ser humano!!! Yo sonreía en mi lugar, mi alma había regresado a mi pequeño cuerpo!.. tan buena persona fue que me dejó exactamente en la entrada de la privada Díaz Miron!!! En mi casa!! Le dí las gracias y con total seguridad salí del camión, una última mirada a ese ángel. Gracias sr! Gracias chofer! Que tiempos!!! Estaba en primer grado y ya me iba sola con mi hna Bety a la Escuela Vespertina Ignacio Zaragoza de la calle Insurgentes!!
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