Hace algunos años, al caer la tarde, una familia que vivía en la comunidad de Zalayeta fue a caminar alrededor de la laguna de Alchichica. Después de pasar un rato en el lugar, la esposa comenzó a sentirse mal, un dolor de cabeza muy intenso la ataco de repente y se desvaneció. Una mujer cubierta del rostro por un negro velo y un vestido blanquísimo como las rocas de la laguna, llego a tratar de ayudarlos. Los familiares angustiados, acostaron a la enferma durante unos minutos cerca de una de las blancas rocas de la orilla, mientras un miembro de la familia corría a buscar a un médico. Cuando llegaron los servicios de asistencia nada pudieron hacer, había fallecido.

Al velorio, llego la mujer del velo y se colocó a la derecha del ataúd; allí permaneció durante toda la ceremonia y nunca se separó, hasta que la mujer fallecida en la laguna fue sepultada.

Durante los días siguientes, los familiares regresaron a la laguna otra vez al caer el sol y encontraron a la mujer en la orilla, su rostro como las veces anteriores estaba cubierto por un velo negro. Uno de los familiares de la recién fallecida se acercó curioso a la mujer y cuando intento hablar con ella, lo que vio debajo del velo lo dejo privado, el hombre quedo mudo de la impresión y corrió despavorido. Los familiares sin entender que había pasado lo siguieron y lo encontraron desmayado a la entrada de su casa. Lo reanimaron y cuando despertó el hombre no recordaba nada, pero en su interior quedo grabada la sensación de terror y nunca quiso regresar a la laguna.

Cuando se celebró el aniversario del fallecimiento de la mujer de Zalayeta la familia nuevamente fue por la tarde a la laguna a poner una cruz. Después de colocar la cruz, todos quedaron totalmente sorprendidos creyendo ver un espejismo; a lo lejos, dentro del agua se podía ver a la extraña mujer del velo tomando del brazo a la mujer fallecida, ambas perdiéndose en la bruma.

Nadie de los que estuvieron presentes puede decir a ciencia cierta si fue real o fue un sueño, pero asustados y sin decir palabra alguna regresaron a casa y en los siguientes días la familia abandono el pueblo.

Cuentan, sobre todo los traileros que circulan cerca de la laguna, que después de algún accidente cercano cuando se oculta el sol, se ve caminando junto a la carretera a una mujer con un largo vestido blanco y un velo negro en el rostro que baja suavemente, como si flotara, hacia la laguna.

“Cuentos de frio y miedo en Perote”, paco orozco (2020)