Peligroso que el Estado invada la moral.

OPINION

Por Inocencio Yáñez Vicencio.
En el Estado total, que no totalitario, que aparece en los siglos VI y V antes de Cristo en la Gracia Clásica, debido a que el poder político tenía como sede el pleno de la eklesia ( asamblea ), que no se conocía la diferencia entre gobernantes y gobernados, que las decisiones comunitarias eran tomadas directamente por los ciudadanos reunidos en el Ágora,la Polos se ocupaba de todo: los asuntos públicos y privados, lo mismo los asuntos de la religión, la familia, el deporte, que de la economía y la política, por eso la democracia ateniense condenó al ostracismo a Sócrates, bajo el cargo de envenenar la mente de los jóvenes, pero en virtud de que el destierro en ese entonces se tomaba como la mayor degradación humana, prefirió ingerir la sicuta y así ponerle fin a su existencia.
Desde nuestras primeras lecciones cívicas nos enseñan que la diferencia entre una regla jurídica y una regla moral, es que en caso de inobservancia, la primera se sanciona con la fuerza legítima y la segunda la sanciona el tribunal de la consciencia o fueron interno, Con el paso del tiempo descubrimos que esa no es la diferencia fundamental, porque muchas faltas morales se sancionan con el escarnio, con la reprobación pública, con el impedimento a entrar a determinados círculos o la segregación familiar o social, la supresión de herencias o derechos. A lo largo de la historia sobran ejemplos de faltas morales que fueron cobradas por la Iglesia Católica, cuando hizo funciones de Estado, con azotes, decapitaciones, hogueras y las más imaginables mutilaciones y torturas. Como no tener presente que la Santa Inquisición juzgaba hasta bajo anonimato y que invariablemente su condena abarcaba el despojo de los bienes del acusado de herejía.
Cuando se separa predominantemente la toma de decisiones políticas de su sede originaria y se delega en un gobierno, después de un largo recorrido en que la fuente de la representación es vista como natural o de derecho divino, se transita de un poder absoluto a un poder limitado por el derecho y cuya fuente es el pueblo. Este poder que surge de los escombros del feudalismo y el régimen de servidumbre, se denomina precisamente liberal, porque tiene como eje el contrato y la libertad. El contrato, porque se libera de los amos a unos siervos que en adelante se contrataran libremente y consecuentemente una libertad como no invasión, como interferencia en el ámbito privado.
El Estado liberal se levante bajo la filosofía de una libertad negativa, que su ejercicio estará limitado por una división de poderes y el reconocimiento de un catálogo de derechos individuales, sin esa división y sin esos derechos, hay despotismo y ausencia de libertad.
Cuando en un momento como el que vive hoy México, en que se asaltan las instancias encargadas de organizar y calificar las elecciones para que sólo ratifiquen lo que los usurpadores del poder previamente deciden y se acaba con el poder judicial, el último reducto que queda para frenar el uso unipersonal del poder, es precisamente una prensa libre capaz de criticar con independencia al gobierno.
En el proceso actual de demolición de las instituciones republicanas y las instituciones democráticas, es claro que el que Rocío Nahle,utilice a la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas ( CEAPP), para marcarle e imponerle sus deberes éticos, que según está paraestatal no son otros que cooperar a la estabilidad y a la paz del régimen dictatorial. Grave que el gobierno de Rocío Nahle, no se preocupe de detener las muertes de periodistas y sin embargo, emplee un grupo de bribones para rezarle la cartilla moral a quienes con su crítica y no con su cooperación pueden contribuir a producir el buen gobierno, porque deben saber que el buen gobierno lo produce el binomio gobierno – oposición.
Que casualidad que de todos los sectores brotan reprobaciónes a estos caballos de Troya , menos de los bufones que contrató para atacar a Cuitláhuac, en su afán de ver al pasado y no las infamias del actual gobierno. No, porque no se busca enjuiciar a Cuitláhuac, se busca distraernos. Se los dije: Cuitláhuac fue muy malo, pero Rocío es peor.
Permitir que hoy Rocío Nahle, intervenga en nuestro fuero fueron interno, es permitir que mañana nos encarcele por pensar y solo pensar. Eso ya es el asomo de orden público fascista. O lo detenemos ahora o lo lamentaremos siempre.

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