Claudia, sin argumentos, pero apodos sí.

OPINION

Por Inocencio Yáñez Vicencio.
No me extraña que Claudia tenga para sus adversarios únicamente apodos, lo que me sorprende que el blanco de ellos sea Claudia X González. A primera vista no tiene nada de injusto que una persona que se dice de izquierda se dedique a denostar a sus opositores de derecha, pero en primer lugar que una militante de una corriente que Carlos Urzúa definió como protagonista de un proyecto neoliberal, si lo tiene y , más , existiendo la posibilidad de que, como lo advertí durante el proceso que Claudio X González, abortó para colocar al frente de las fuerzas opositoras, a una persona a modo, que le permitiera ver a la corcholatas de Amlo, como auténticamente de izquierda, científica y preparada, ante una Xochitl mocha, empresaria, sólo conocida por mentar madres. Como dijera un serio analista: frente a frente la que da y la que quita; si que podemos tomar la actitud de Claudia como que le está echando carne a los leones, con lo cual es ingrata ante la labor de zapa que hizo a su favor, que si bien es cierto que que esa maniobra pudo hacerla con la venia de los nefastos líderes partidistas seudo opositores, parecía que en la capitulación, Claudio, salvó sus intereses, pero, o , fiel a su política amigo-enrnigo, desea externinarlo o , siguiendo con el mismo juego y la misma lógica, empoderar a Claudio X González.
Solamente quiero advertirle a Claudia Sheinbaum, que quien se lleva se aguanta. Tanto para degradar como para empoderar a Claudio X González, escogió el peor recurso. Decir que Claudio no es un empresario, que simplemente es un junior tóxico, es propio de una persona vulgar, que debe, además, saber que el que se lleva se aguanta. Con esto le ha dado licencia a todo el mundo que le pongan los apodos que se le ocurra.
Con esta estatura moral e intelectual es normal que brille por su ausencia la política y se refugie en la administración, pero una administración patrimonialista. En este escenario no nos debe sorprender que las reformas constitucionales se hayan producido en tres dias. Que Julián Sauquillo, en su libro: La Reforma Constitucional., hable de que es necesaria una Reforma en España, que resuelva los problemas de las autonomías, que debía iniciarse ya porque requiere de tres años su discusión y consenso, debe aterrar a los morenistas, porque requiere de política y más política.
Que cumplen el mandato del pueblo. No, no lo cumplen, porque el mandato del pueblo, en una sociedad organizada política y jurídicamente, esta en la ley suprema que se da al constituirse el pasado 2 de junio, con nuestro voto escogimos a las personas que tendrían el título para desempeñar funciones que están previamente determinadas por la ley. Repito. Nosotros no inventamos ni la teoría constitucional ni el constitucionalisno. El liberalismo en su vertiente filosófica polticas, es teoría de los límites del poder. El constitucionalismo es la técnica de como se limita el poder y se protege la libertad individual. La supremacía constitucional permite un poder de reforma para adaptar y cambiar las partes no orgánicas y que no tienen que ver ni con la parte orgánica ni con las libertades individuales ( dogmática), porque entonces no hay Constitución. Montesquieu, es claro, sin división de poderes y sin derechos individuales, no hay Constitución. La supremacía constitucional es que los poderes constituidos no puedan modificar la voluntad del constituyente. Modificar las partes definitoria de una Constitución, es tarea de una asamblea no convocada por las autoridades en turno, integrada por diputados especialmente electos para esta asamblea y que su actuación termina con la elaboración de la nueva constitución. Vigilar la Constitucion, esto es, que no la contradiga una decisión ni sustantiva ni adjetivamente de los poderes constituidos. La reforma judicial que ha impulsado Claudia, disuelve la division de poderes, pero si faltaba una aberración más, la bancada de Morena nos obsequia una reforma llamada Supremacía Constitucional, que impide que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pueda ejercer su derecho de revision, con lo cual una decisión de los poderes derivados se colocan por encima de la voluntad originaria, significando la liquidación del Estado Constitucional y en consecuencia de la dictadura.
Leer hoy a Lorenzo Meyer, Antonio Gershenson, ya no se diga a Lenia Batres, explica que Claudia Sheinbaum, tenga como único argumento, que la reforma judicial, no obstante, que hasta en otras latitudes provoque risas, va porque va. Sus mejores artilleros, en otro tiempo, con buen tino, hoy causan pena ajena.
Reiteradamente he venido comentando que eso que Nahle, diga, que las votaciones le dieron todo, todito el poder y ahora, Cluadia, exprese que la reforma es un mandato de las pasadas elecciones, cuando elegimos pero no dimos mandato imperativo a nadie, esa es una institución estamental, no liberal, es sumanente peligroso, porque en adelante no habrá limites, porque tendremos un ejecutivo que destruya la Constitución y acaba con un poder judicial, que ya no tendrá como verdad, la verdad procesal y la volutad que acatará no será la del pueblo expresada en la ley sino en el partido que promueva al juez o una mayoría legislativa que hoy se atreve a asumir funciones judiciales, indicándole a la presidenta que desacate un mandato judicial, lo cual nos lleva a un gobierno de hecho, no de derecho, que honra a Calicles, derivando la justicia de la fuerza bruta.

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