Sin tacto
El Doctor Simi y el Nobel de la Paz
Por Sergio González Levet
Usted tal vez no lo va a creer, pero el Grupo Por un País Mejor, que sostiene la Fundación Dr. Simi, es uno de los candidatos a obtener el Premio Nobel de la Paz, propuesto por la laureada indígena guatemalteca Rigoberta Menchú.
La candidatura fue aceptada por el Comité Noruego del Nobel, integrado por cinco personas, por lo general ex miembros del Parlamento de ese país.
Este Premio se decide y se entrega en Noruega y no en Suecia, por voluntad de Alfred Nobel, en una ceremonia que se celebra cada 10 de diciembre (aniversario de la muerte del científico) en el Ayuntamiento de la capital Oslo, con la presencia del rey de Noruega y la familia real. Consta de una medalla y 10 millones de coronas suecas, que son casi un millón de euros.
El Premio, que es uno de los cinco Nobel -junto con el de Química, Física, Medicina y Literatura-, se otorga a la persona o asociación que se haya distinguido por una labor en pro de “la fraternidad entre las naciones, por la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y por la celebración y promoción de congresos de paz.»
Doña Rigoberta justificó su propuesta ante el Comité Noruego con el trabajo de apoyo a comunidades marginadas de México que ha realizado el Grupo Por un País Mejor, y fue aceptada en buena parte por el prestigio de la activista guatemalteca, que fue ganadora de ese Premio en 1992.
El Grupo y la Fundación Dr. Simi fueron creados por Víctor González Torres, el propietario de Farmacias Similares y de varias empresas correlacionadas. Es un empresario muy exitoso en México y ha extendido sus cadenas de farmacias de genéricos a Chile y Colombia.
En nuestro país, las farmacias del Dr. Simi, que tienen cerca de 8 mil sucursales, han cumplido una labor social que ha significado un paliativo frente al desastre del sistema de salud público en los últimos seis años. La oferta de medicamentos económicos y los consultorios gratuitos o de bajo precio que instaló en la mayoría de sus locales resultaron una alternativa de solución para los millones de mexicanos que se quedaron sin servicios públicos de salud con la desaparición del Seguro Popular y el fracaso del Insabi.
Es muy difícil, casi imposible, que se le otorgue el Nobel de la Paz al Doctor Simi, pero es una jugada muy buena de mercadotecnia de Víctor González, que sigue consolidando su empresa y se mantiene como una opción para salvar la vida de muchos menesterosos, que quedaron a la deriva con las ocurrencias asesinas de la Cuarta Transformación.
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