BARRA LIBRE.

OPINION

Alfredo Quezada Hernández.

SE ACABÓ LA ESPERANZA.
Solo es cuestión de unas horas para que el López de palacio nacional deje el cargo.
Sí, el macuspano se va, después de seis años de desmadrar al país
Se acabó el mito de la esperanza, de la honestidad.
Así de sencillo.
Para millones de mexicanos aquel personaje honesto, humilde y sincero se ha derrumbado.
Se ha acabado.
De igual forma una millonada de electores ya se dieron cuenta que aquel mesías que creyeron era, se ha desvanecido, nada de lo que dijo resultó cierto.
Nunca abrió las aguas para que ellos pasaran.
Lo único que realmente hizo el López de palacio nacional, última vez que nombramos así, fue mostrar sus traumas, sus resentimientos y ese odio hacia todo aquel que no comulgo con sus caprichos, con sus ocurrencias y disparates.
Su manto protector siempre dio cobijo a los corruptos, a las pandillas de servidores públicos que ahora son los nuevos millonarios del país y de Veracruz también, porque aquí, en la aldea, también se cocieron habas.
Ejemplos sobran, delincuentes de cuello blanco abundan.
Junto con él también se debilita el partido, ese negocio que ahora va a regentear su hijo y que no tardando habrá de entrar en crisis ante la ausencia del Tlatoani.
El macuspano siempre presumió de honesta, pero la honestidad entendida a todo chingar, a pasar por encima de quien sea y como sea.
La honestidad no fue lo suyo.
Donde quedo aquel sujeto que se decía preocupado por los pobres. No sabemos dónde quedó, pero sí sabemos a dónde se va, a la chingada.
Provecho
P. D. Dicen los malquerientes que el hijo de Atanasio también se va con él, allá va a estar unos meses, en La Chingada, y después a Cuba, a fingir, perdón a fungir como cónsul. Chulada, va a su puro vicio, la diplomacia no sea mal pensado.

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