Punto de Vista
* Cuitláhuac: triste fin
Filiberto Vargas Rodríguez
Prefacio.
“Trátalo bien, Rocío. Es un buen muchacho”. *** Esa habría sido, en términos muy simples, el encargo del presidente López Obrador a la gobernadora electa de Veracruz, Rocío Nahle. Es por eso por lo que, de la boca de la exsecretaria de Energía no sale ni una sola crítica directa al gobierno que está por concluir. *** Por eso también es que se resiste a comprar el pleito -cada vez más evidente- entre Cuitláhuac García y el ahora senador electo Manuel Huerta. *** “Cada quien es responsable de sus dichos y actos”, les mandó decir Rocío Nahle a esos dos personajes. *** Para nadie es un secreto que buena parte de la administración de Cuitláhuac García se desató un severo acoso político y mediático, patrocinado por el gobierno estatal, contra Manuel Huerta, que en ese entonces fungía, gracias a la relación con el presidente López Obrador, como “superdelegado” en Veracruz. *** El hoy senador electo agacho la cabeza, cerró la boca y soportó la andanada en su contra, en espera del “mejor momento” para responder. Una vez superado el tema electoral, ya en su calidad de senador electo, Manuel Huerta decidió que es ahora cuando se debe escuchar su voz. *** Sobre el espectáculo que organizó Cuitláhuac García para rendir un “informe de labores”, Manuel Huerta recordó algunas palabras de su jefe político y advirtió que “quien quiere engañar a la gente sale trasquilado. Yo puedo ir y decir ‘voy a informar’ no sé qué cosa, y hacer las fanfarrias, pero con acarreados (…) eso es querer darles atole con el dedo a los demás”. *** Las cosas no van a terminar bien entre Manuel y Cuitláhuac, y es una postura prudente que Rocío Nahle se mantenga al margen.
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Cuitláhuac García nunca tuvo entre sus sueños ser gobernador de Veracruz. Con la influencia de sus padres, su vocación siempre estuvo dirigida a la docencia, actividad que abrazó una vez que concluyó su carrera de ingeniería y su posgrado.
La generosidad de un exgobernador con su padre le permitió acceder a una plaza de académico en su alma máter, la Universidad Veracruzana.
Tenía -eso es evidente- una legítima inquietud política, inclinación que fue aprovechada por la maestra Gloria Sánchez, reconocida activista de la izquierda en Veracruz, quien tuvo a bien acercar al “hijo de Atanacio” al movimiento que ya construía Andrés Manuel López Obrador.
Y se convirtió en un soldado de Morena, y organizó mítines, y realizó colectas, y recorrió buena parte de Veracruz invitando a la gente a sumarse a la propuesta política de su maestro y guía político.
Y aceptó, sin poner objeciones, su primer reto electoral: competir, en el 2015, por la diputación federal en su natal Xalapa. No fue una gran campaña, pues nunca se le dio bien eso de hablar en público, pero se dejó guiar por su dirigente estatal, Manuel Huerta y de pronto, de manera sorpresiva incluso para él, se enteró de que se había impuesto a una de las candidatas más fuertes del priismo veracruzano: Elizabeth Morales.
Su paso por San Lázaro fue gris tirando a negro. Legislar nunca ha sido lo suyo y ahí quedó demostrado. De pronto recibió la noticia: “dice Andrés Manuel que tú serás el candidato de Morena al gobierno de Veracruz”.
La misión, en el 2016, era imposible. Morena ni siquiera tenía cubierto el territorio estatal con comités municipales. De hecho, aquella campaña para gobernador sirvió para ir conformando grupos en cada municipio que meses más tarde se conformarían en comités.
Eran cada vez más evidentes las limitaciones de Cuitláhuac García en su discurso y en su desempeño político. Lo único que le servía era su perfil: un académico universitario sin antecedentes de corrupción (nunca había estado en una posición que lo tentara a corromperse) y con el prestigio de su padre en el ámbito político.
Su derrota no fue más estruendosa, porque en la ya deteriorada mente del entonces gobernador, Javier Duarte, surgió la idea de “fortalecer a Morena para provocar una elección de tercios” y con eso cerrar la contienda entre los primos hermanos, Héctor y Miguel Ángel Yunes.
Cuitláhuac concluyó agotado y sin ánimos para seguir en la contienda política. Ya se hablaba de que regresaría en el 2018, pero él tenía esperanzas de que su jefe se inclinara por la diputada federal Rocío Nahle. Ganó, sin embargo, el sentido común y el candidato presidencial (por tercera ocasión) decidió que en Veracruz repitiera “ese muchacho” porque ya tenía camino avanzado.
Y aunque el panorama en la entidad pintaba más lúgubre (ya no tendrían el respaldo de Javier Duarte y, por el contrario, todo el aparato estatal estaría respaldando al hijo del gobernador) sucedió el milagro: el “efecto peje” se impuso en todo el país y de pronto, sin él mismo esperarlo, Cuitláhuac García se vio gobernador.
Las consecuencias de esa terrible decisión las estamos pagando ahora. Cuitláhuac ya no aguanta un minuto más en el gobierno estatal, ya hizo sus maletas, ya adelantó su informe y sigue contando las horas para que “su amiga” Claudia Sheinbaum lo llame a su gabinete.
De lo que sea, pero lejos de Veracruz… o de lo que quedó de este estado.
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Epílogo.
La opinión del dirigente estatal del PRI, Adolfo Ramírez Arana sobre el desempeño del gobernador Cuitláhuac García, resume lo que muchos veracruzanos ven: “Ayer dio un informe y los veracruzanos no nos enteramos, pues todos sabemos que tiene que ser el 15 de noviembre, pero él ya ha jurado a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum que está listo para irse con sus maletas, por eso a su informe sólo acudieron sus empleados, con quienes se siente cómodo, no estuvo convocada la sociedad civil”. *** Y su opinión es contundente: “hoy Cuitláhuac se va por la puerta trasera, no se va por la puerta grande, porque nos quedó a deber a los veracruzanos en materia de seguridad, empleo, de tranquilidad, de poder circular en las carreteras, el decir que se invirtió recurso es vernos la cara a todos, porque todos nos damos cuenta cómo están los baches y las carreteras destrozadas que en seis años no recibieron mantenimiento”. *** Este miércoles será inaugurado formalmente el libramiento de Coatepec… si se cumplen todos los compromisos, claro está.