Sin tacto
“¡Le rezumba la bocamanga!”
Por Sergio González Levet
La frase que encabeza esta columna es un hallazgo fonético del poeta cordobés Ramón Rodríguez, que tuvo no sé si la fortuna o la mala ocurrencia de morirse un 12 de diciembre de 2014 a los 89 años, pero ah cómo nos dolió a sus amigos. Y es que a esa provecta edad para algunos, Ramón seguía siendo el poeta más joven de México, y contagiaba de alegría y de poemas magníficos la vida de sus compañeros de trabajo en la Editorial de la Universidad Veracruzana, al igual que la de sus conocidos y sus lectores, que siempre fuimos muchos aunque no lo alardeamos.
Ramón llegaba a cualquier lugar y lo llenaba con su vitalidad y sus buenas razones. En una época vivió acompañado de su frase que hizo inmortal:
—Es que a ese poeta le rezumba la bocamanga —decía, por ejemplo, con la boca llena del chiste de saber hablar y con la satisfacción del compositor que siente que dio con la melodía ideal.
Y era también un filósofo de lo cotidiano, un artífice de la vida diaria. Recuerdo y llevo grabada en la memoria su frase más sabia y eficiente:
—Después de los 50 años, si vez un baño, métete… aunque no tengas ganas.
Ya dije que Ramón fue poeta y de los buenos en Veracruz, en donde hay tan excelentes vates, y tal vez por eso hoy me acordé de él y de sus consejos y de sus frases. Pero todos los días, aunque yo no lo recuerde, persiste en la memoria la grandeza de sus versos:
Nosferatu
Deja que deje claro que te amo
mas no dejes huir la luz de junio
una por una toma mis vocales
y haz con tu magia un collar de diamantes
destinado a tus días para guardar
ay de mi bien lo sé no soy tu amante
ni me llamas tristán ni seré amado
pero sangrante llegaré a tus tinieblas
a tomar malherido y victorioso
la sorprendida forma de tu miedo.
Cuartel de invierno (fragmento)
junto a la roca gris
mora el estanque
verde y vivo de luz del musgo de la piedra
va iluminando el huir de la tarde
insensato narciso invertido
que supone puede dar color
un pájaro invisible
en oscuro follaje
se embriaga con el solo que improvisa
por una misma estrella
el cielo bajo se encapota
con negligentes nubarrones
viene el perfume del hueledenoche
vamos
es la hora.