Sin tacto
Las mentiras que no cesan
Por Sergio González Levet
Cuenta la leyenda que hace unos mil años -días más días menos- un maharajá de la India que se llamaba Sheram estaba muy triste porque su hijo único había perdido la vida. Era tal su congoja que no le importaba su nombre ni su suerte y en un eterno spleen muriendo vivía.
Pero llegó un sabio llamado Sessa, que llevaba un tablero de 64 cuadros y 32 piezas, con el que le enseñó a jugar un juego que se haría famoso y eterno, el ajedrez, pero que en principio agradó tanto al monarca, que encontró cierta paz para su espíritu atormentado.
Agradecido por ese maravilloso pasatiempo, el soberano le dijo al sabio que le pidiera lo que quisiera, como retribución por haber inventado tan magnífico ejercicio para la mente.
El culto hombre le dijo a su rey que solamente le pediría un grano de trigo por el primer cuadro del tablero, 2 granos por el siguiente y que así fuera doblando la cantidad hasta llegar al último. Al maharajá se le hizo ridícula la petición, pero el docto inventor insistió en su premio.
Llamó don Sheram a su secretario de finanzas, o como se le llamara en aquella época, y le pidió que calculara los granos que habría de darle al maravilloso inventor.
En la audiencia del día siguiente, el atribulado funcionario le explicó a su señor que se necesitaban un poco más de 18 trillones de granos -unidades más unidades menos- y que para conseguir esa cantidad se necesitaría la producción mundial de
trigo durante 60 años. La cifra exacta, para los exigentes, era de 18 446 744 073 709 551 616 (la verdad no sé cómo expresarla, porque en la primaria nadamás me enseñaron a contar hasta los 900 mil billones, pero empieza así: 18 trillones… etc.).
Bueno, pues llego al tema que me ocupa esta vez, y son las mentiras reiteradas que el Presidente y su Gobierno y sus funcionarios y sus seguidores fanáticos/comprados nos han endilgado durante los últimos cinco años y meses.
Voy a esto: una mentira necesita de otras dos para sostenerla, y esas dos a su vez requieren cuatro y así sucesivamente, hasta que el número de las mentiras se vuelve una barbaridad, como la del premio que pidió don Sessa, el inventor del ajedrez.
AMLO no ha inventado nada, que no sean los otros datos (inventados) que maneja en su Mañanera y que repiten como loros su candidata a la Presidencia, sus candidatos a los 26 mil puestos que se elegirán el 2 de junio, sus hijos, su esposa, sus hermanos, sus otros familiares, su chofer, su gabinete ampliado, etc.
Pero las mentiras se volvieron miles, y después cientos de miles y ahora millones. Y en esas falsedades que ya nadie cree está sustentada con clips la estabilidad y la permanencia de su Gobierno desastroso y destrozador.
Por eso el Patriarca y sus pericos se ven obligados a seguir mintiendo, hasta el día en que tengan que decir la última mentira, la definitiva, ésa que nadie les creerá… ni ellos.
2 de junio de 2024.