BARRA LIBRE
Alfredo Quezada Hernández.
EL LÓPEZ Y SU REFORMA DE PENSIONES.
No cabe duda que el inventor del hijo de Atanasio es una chucha cuerera, lo suyo es la política, la porquería. La ambición de poder no la oculta, como tampoco descuida detalle alguno y todo por ver coronado su capricho rumbo a la sucesión presidencial. El oriundo de Macuspana recurre a todo.
Sí, el López de palacio nacional ha anunciado que antes de irse habrá de enviar dos reformas una de las cuales es referente a las pensiones, tema que por supuesto emociona a millones de mexicanos que ya disfrutan o están a punto de verse «beneficiados» con esto, lo cual no es otra cosa que una auténtica quimera.
Millones de trabajadores no quieren jubilarse ante el temor de ver disminuidos considerablemente sus ingresos.
Por lo mientras, recordemos que es año electoral, en junio de elige jefe del Ejecutivo federal, nueve gobernadores diputados federales y en varios estados, como el nuestro, se renuevan congresos locales.
Muy astutamente el dueño de «La Chingada» hace tal anuncio y esa, seguramente, será su cantaleta por varios meses, por estás semanas mientras cuaja su pretensión de electoral y de paso anima a este sector de mexicanos a fijar la óptica en su partido y en sus candidatos.
A como están las cosas, financieramente hablando, no le dan lo números, las cifras no le habrán de cuadrar y no habrá dinero que le alcance para tanta repartidera.
Por supuesto que ese anuncio no es otra cosa que una ilusión, un anzuelo electoral que no será realidad. Eso téngalo por seguro.
La presión financiera hará que, de darse dicha reforma, todo se le revierta, la carga económica vendría a ser insoportable y las consecuencias ya se las habrá usted de imaginar.
Seguramente al inventor del hijo de Atanasio le está ganando la emoción, lo está sobrepasando la ambición electoral y ante el rechazo del electorado recurre a todo y,como «El Borras», se avienta al ruedo.
Cuidado, porque le puede salir más caro el caldo qué las albóndigas o que acaso está aplicando su clásico valemadrismo, total él ya se va, chinga para la que se queda.
Conociéndolo no lo dude que así esté pensando las cosas.
Provecho.