No hay que acostumbrarse a la violencia ni al empobrecimiento, la exclusión y la injusticia
• Debemos renovar el deseo y compromiso por transformar el entorno que vivimos: Arquidiócesis de Xalapa.
Irineo Pérez Melo.- La Arquidiócesis de Xalapa consideró que en este adviento 2023, debemos renovar el deseo y compromiso por transformar el entorno que vivimos y no acostumbrarnos a la resignación ante la situación de violencia ni que justifiquemos el empobrecimiento de muchos hermanos que viven con el salario minino, la exclusión y la injusticia.
En el comunicado dominical emitido por la oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, se destaca que no conviene que no acostumbremos a esa situación, por lo que es necesario cambiar el entorno en el que vivimos.
“Necesitamos de los profetas, hombres y mujeres ordinarios que, con su palabra y comportamiento, nos recuerden que no podemos vivir resignados ante situaciones que anulen y borren el proyecto de Dios y la vida digna para todos”, refiere el documento signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos.
De ahí que la llegada de Jesús, el Profeta, es Buena Noticia para los más pobres, pero también es Buena Noticia para los que vivimos con algún tipo de enfermedad o vacío interior, resalta en el comunicado.
En ese tenor, se destaca que la presencia del acontecimiento de Cristo no es primeramente porque Dios necesite de nuestra alabanza y de reconocimiento, sino que responde a la voluntad del Padre para que los excluidos reciban la Buena Noticia del Reino.
“Por esto, la llegada de Jesús supone el anuncio convincente por parte de Juan de que la presencia mesiánica implica un deseo elemental y un compromiso real para que la vida de todos sea llevadera y existencia de todos sea más digna, sin costumbres opresoras y sin egoísmos que atenten contra la fraternidad”, se recalca.
Para esto, dijo por último, se requiere un nuevo tipo de bautismo, es decir, un nuevo modo de entrar en relación con Dios que implique, a su vez, una nueva manera de relacionarse con los demás y con el entorno. Esto sólo lo puede dar el Espíritu Santo con el que bautizará Jesús, el Gran Profeta.