¡El rey ha muerto! ¡Viva el Rey!

OPINION

Por Inocencio Yáñez Vicencio.

Soy de los que cree que hay política fuera de las relaciones de mando y obediencia. En la Eklesia o asamblea griega había identidad entre los que mandan y obedecen, es decir, eran los mismos los que mandaban y obedecían. La Grecia Clásica se caracterizó por tener una democracia directa. En la democracia directa prácticamente no había gobierno o representación. Privilegiaban el sorteo a las elecciones. Solo tres cargos se elegían, los demás se escogían por sorteo. Platón le tenía terror al sistema electoral, porque según él hacía que lo popular primara sobre el virtuoso.

Según Finley, la política nació en la Grecia Clásica. Para los griegos existía la isonomía que significaba la igualdad ante la ley y la isegoría que era la igualdad en el uso de la palabra. Para Hannah Arendt, la política es debate, discusión, deliberación, persuasión, acuerdo y define la política como acción concertada dirigida a la búsqueda de un bien común, que no viene de fuera sino que es resultado de la interacción y la construcción dialoguista. La produce la diferencia, por lo que todo intento de hacer monolítica la nación es negarla. De ahí que naciendo de la diferencia, tiene como fin el acuerdo parcial, porque el acuerdo total, le quitaría su razón de existir.

A través de los años hegemonizó la visión que separa a los que mandan de los que son mandados. Mucho antes que surgiera la democracia directa se conocieron tiranías y gobiernos personales. La República romana surgió de los escombros de un gobierno de reyes. A la República le siguió un régimen imperial que degeneró en sustentarse en la aclamación de las legiones.

En la Grecia Clásica misma se empezó a discutir sobre la preferencia del gobierno de las leyes al gobierno personal. Sin embargo, al desquebrajarse el Imperio Romano de Occidente, los llamados bárbaros y los antiguos generales, dieron paso, en unos casos a consolidar y en otros a fundar nuevos reinos, que más tarde darían paso a un sistema de servidumbre, jerárquico y corporativo. Es al final del régimen feudal que nace el Estado moderno como nueva forma de dominación, que su primer reto es darle permanencia, es decir, institucionalizar el poder. Que deje de haber diferencia entre el patrimonio del reino y el matrimonio del rey. Que ya no se disuelva el reino con matrimonios o la muerte del rey. Como es sabido que la persona física del rey fallece, la continuidad únicamente puede fijarse como permanencia de la dinastía o, lo que es lo mismo, como continuidad de la Corona que el rey simboliza. El rey se presenta, pues, con dos cuerpos: uno personal, perecedero; y uno corporativo, identificado con la Corona, que no muere y asegura la continuidad. La dignidad real, cabeza de la Corona, no muere, y, en Derecho, el fallecimiento del Rey, no se considera muerte sino sucesión, ése es el origen y el significado del grito: ¡El rey ha muerto! ¡Viva el Rey! , que empezó escuchándose en los entierros de los reyes franceses en Saint-Denis.

Este fue un paso trascendental en la lucha por racionalizar el mando, trasladando las propiedades de mando de la persona a la institución. Dejando que el pueblo decida periódicamente quien lo debe gobernar, quien adquiere en una competencia libre el título para ocupar la función correspondiente, delimitando en una Ley Suprema esas funciones.
Por lo tanto en un Estado ya constituido, las potestades del gobernante no le vienen de las urnas sino de la Constitución. El problema es cuando el gobernante cree que los poderes que ejerce se derivan de los votos y no de la Ley, pero mayor problema se presenta cuando para dirigir el gobierno, el elector no busca a quien tenga cualidades para asumir un poder sometido y limitado por el derecho y en su lugar se inclina por «un entrón», por «un identificado con su pueblo» e inclusive, invoque su cuna o su fortuna, que se supone que la democracia sepultó.

El problema que hoy vive México, no es privativo de nuestro país. Desde un buen tiempo para acá se recargado de poderes al Ejecutivo, privilegiando la administración sobre la política. Este es un campo fértil para el populismo. En Europa vemos que el electorado se ha lanzado a los brazos de empresarios y demagogos que culpan a la política de problemas que hoy escapan a su ámbito, pero que como los personajes del poder económico, mediático o cultural, no le rinden cuentas a nadie, los ven como redentores ante problemas que estos mismos han exacerbados y que hoy cómodamente se ofrecen resolver. En América latina, con escandalosos rezagos, donde , a fuerza de repetirnos, les hemos terminado por creer que la única división que existe es la que la política produce entre gobernantes y gobernados y por lo tanto los dominadores son la clase política y los que sufrimos esa dominación somos los sin poder, los ciudadanos, cuando la política es el único recurso que tiene el pueblo para tomar las riendas de su sociedad, pero hay que alejar a las masas de la política, para que las decisiones soberanas las tome el mercado.

En este contexto, en el 2024, puede haber alternancia si la oposición pensara sólo en un candidato popular, que puede parecerlo al arranque y después desinflarse, pero de lo que se trata no es de que haya alternancia, que alternativa. Alternancia puede haber si gana un candidato del partido que hoy gobierna o si gana un candidato de la oposición, si postula sólo una variante del mismo populismo, lo que realmente lo haría más difícil, porque la franja electoral donde puede prender el populismo ya está ocupada por el actual grupo gobernante, por lo que sólo serviría para legitimar a los morenistas.

Los morenistas hoy tienen a las élites del Ejército, a una Guardia Nacional, que abiertamente arropa al partido de Morena, a las brigadas, a la burocracia, a los vándalos, a los Pancho Villa, a las Asamblea de Barrios, a los ambulantes, a los vagoneros, a los que han salido beneficiarios con la política de no balazos, abrazos, a los amnistiados y principalmente a los que han comprado con las pensiones y apoyos…

Para enfrentar este aparato nada aportan las sectas y los que se refugian en los chat, porque únicamente hacen proselitismo entre ellos, entre ellos se saturan de memes y se tapizan de imágenes. No señores. Chairos hay en el círculo de Morena y fuera de ese círculo. Bastaría con saber que ni leen ni elaboran un texto fundamentado. Repiten y repiten, pero en lugar de convertir sus mentiras en verdades, las siguen repitiendo, porque ni ellos se las creen.
Que se puede ganar a Morena, claro que se puede, pero por lo menos necesitamos inteligencia, para saber que no se debe tocar y como presentar una agenda distinta de nación.

El tema más delicado son los programas sociales. ¿Cómo convencer a los destinatarios de los programas sociales que van a seguir seguros y mejorando? Ya no podemos volver al 2018. Los programas sociales llegaron para quedarse. Tenemos que explicarles a los beneficiarios que nosotros, lo único que queremos es que no sean dádivas y que no se den como un acto de generosidad del gobernante en turno sino como un reconocimiento a un derecho. Como dice Werner Maichofer: De lo que se sigue que la propia asistencia social, como expresión que representa a la solidaridad activa a través de su prestación por el Estado, tiene que extenderse hasta establecer o restablecer en todo lo posible las condiciones que permitan al «destinatario de la asistencia», convertirse en objeto del tratamiento y de los cuidados sociales o estatales, recobrar su salud, vivir de su propio trabajo y no por cuenta de terceros: en breve, recuperar las condiciones que hacen posible una vida digna del hombre en personalidad y solidaridad, y que a él le permiten existir como un sujeto, en vez de vegetar como el objeto de las «prestaciones asistenciales » (Estado de derecho y dignidad humana. Editorial B de F. Montevideo-Buenos Aires. Esto también lo sostiene Rex Martin, que habla de derechos de actuar y ser tratado. En Sistema de Derecho. Editorial Gedisa.

En esto sí, primero hay que convencernos nosotros, para luego convencer a los demás. A los priistas no debe costarles trabajo, porque es el espíritu de la primera Constitución (de 1917) social del mundo. Es en la doctrina que se formó Beatriz Paredes, por lo que no tengo duda que representa el reclamo de nuestra sociedad por un nuevo republicanismo, que restaure los equilibrios verticales y horizontales del poder y se ejerza siempre sujeto y limitado al derecho.

La historia de estas sectas nos dice el escozor que sienten por aquello de que un hombre un voto, porque su concepción holística los lleva, si revisamos sus documentos fundacionales, a basarse en la familia, la nación y en lo orgánico, porque para ellos el voto es algo privado que distorsiona la voluntad popular que debe manifestarse en público, en la aclamación del redentor que no les fallará, porqué éste o ésta si conoce el bien común revelado y los va a guiar a la tierra prometida, por eso esta secta busca a un hombre o mujer que tenga en su persona las propiedades de mando y no un sujeto para desempeñar las funciones constitucionales, de donde le derivarán los poderes que ejercerá, después de haber ganado la disputa para el cargo, significando está visión mesiánica una vuelta al personaje providencial que sin ambages declara: a mí no me vengan con que la ley es la ley, pero mientras impulsaremos a alguien porque es «entrón» o porque nos deslumbra su «honestidad valiente, no se puede esperar otra cosa, porque no apostamos en un poder en sus propiedades no estén en la persona sino en las instituciones, en las cuales el representante sea un ejecutor de la ley y no de sus caprichos.
Lo curioso es que tenemos que descifrar los códigos de estas sectas, porque en nuestro tiempo ninguna expresión populista, se presenta como tal, siempre se enmascara y obviamente esto no va a hacerse en los diálogos de Chano y Chon, que protagonizan en los chats u otras plataformas digitales, porque no es asunto de memes y ocurrencias.

Quienes no creemos que México tenga como destino un régimen populista o una ideología (si se puede llamar ideología a esa retaceria), tenemos que apoyar una alternativa a quienes quieran un o una persona que encarne las doctrinas más oscurantistas, que igual que quienes hoy nos gobiernan, le apuestan al retorno del caudillaje, al poder de la persona y no de las instituciones y no tienen más propuesta que seguir destruyendo los contrapesos y límites del poder político.

Frente a quienes, sea dentro del círculo de Morena o fuera de él, son capaces de apoyar la irrupción de un gobierno despótico, con tal de que nazca de sus entrañas, queremos decirles, que si tenemos una propuesta distinta, que sabe que en las urnas se conquista el derecho al cargo, pero que no hay más potestades que las que emanan de la Constitución y se llama Beatriz Paredes Rangel.

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