Volver a la política.
Por Inocencio Yáñez Vicencio.
Cambiar una cultura política es mucho más difícil que cambiar de ideología, no digo dogmas, digo ideología, en su acepción de revestimiento. He repetido muchas veces la observación de Habermas de que la vida es un aprendizaje y por lo tanto quien se cierra al conocimiento, está muerto en vida. Les pasa a los que creen que un doctorado es un techo del saber. En las ciencias sociales ese saber no se prueba en los laboratorios sino en el debate. La academia misma es una confrontación de ideas. Lamentablemente muchos profesionales no saben ni qué es la academia. Academia no es dar clases. Es un espacio donde hay con quien discutir un concepto, una categoría, una teoría, un ensayo, un libro…además de examinar al profesorado de nuevo ingreso, producir y revisar los programas y planes de estudio, donde un alumno puede solicitar un cotejo o reclamo relacionado con su adignatura. Por cada materia debe existir y funcionar una academia. Todas las universidades tienen formalmente academias, pero en pocas hay vida académica, la cual depende de la calidad de sus maestros y del grado de libertad de cátedra.
Una mente acrítica y rutinaria que su vida la dedicado solamente a recepcionar información, no es fácil que admita que ha estado equivocado durante todos sus años de vida. Quienes, por ejemplo, hemos estado al pendiente de la producción intelectual de J. Habermas, lo vemos como un ejemplo ctitica y de autocrítica, que sin transitar de un extremo a otro, lo que lo pondría en entredicho, muestra que el conocimiento no es lineal.
No pretendo con éstas reflexiones cambiar las concepciones de nadie, únicamente poner sobre la mesa otras, es decir, recordar que hay otras propuestas y en este caso que lo hoy predomina como política es una distorsión de la politica, como nació. Voy a intentar argumentar lo que yo entiendo como auténtica política y espero que quienes abrazan la concepción que la define alrededor del poder o la concepción que la ve como una relación de amigo-enemigo, me distinga dándome sus argumentos, que de eso se trata, de argumentar. Acudo a referentes no para echarle crema a mis tacos sino, porque no siendo yo una autoridad en el saber, tengo que apoyarme en quienes lo son, para darle fuerza a mis señalamientos.
Tanto Finley como Arendt nos dicen que la política nació en la Grecia de Solón y Clístenes. No habiendo un gobierno separado de la sociedad en la Grecia Clásica, no había prácticamente una división entre gobernantes y gobernados. La experiencia que empieza en el 598 a. C., y toma forma con Clístenes en el 507 a. C., es una democracia directa. Únicamente los estrategas, los financieros y los juzgadores se elegían, por ser cargos requerían especialidad. Las demás magistraturas eran sorteadas. El presidente duraba un día en su cargo.
Existía la igualdad ante la ley y la iguldad en el derecho a hacer uso de la palabra ( isegoria ).
Era muy difícil que en una democracia directa se formaran grupos. La eklesia o asamble se dividia en relación a los oradores y cuando más en torno a familias. No obstante hubo denuncias de corrupción, como la que hizo Tucides, no el historiador, contra Pericles, imputándole actos de despilfarro en la construcción del Partenón.
Es en el Ágora ática donde se inventa la politica como un mecanismo de deliberación que debe precedir a la toma de decisión de los problemas que son propios de la comunidad. Desde entonces ese mecanismo ha sido aplaudido por los partidarios del autigobierno y defenestrado por los que le niegan capacidad y derecho a las masas de decidir sus problemas. Platón, que era un aristócrata, era partidario de un elitismo ilustrado. Hannah Arendt hace suya la concepción de que la política es una acción concertada dirigida al bien común. Un bien común que debe de ser producto de la discusión, la deliberación, el debate, la confrontación de ideas, el consenso y el acuerdo. Acuerdo que tiene que ser parcial, no acumulativo, porque el acuerdo total niega la política, de darse pondría fin a la politica. Para los marxistas consecuentes el fin de las clases sociales y la lucha de clases, daría lugar a la sustitución de la política por la administración de las cosas, ya no la administración de los hombres.
El esquema de Arendt tiene un defecto que lo hace incontrovertible: vacía a la politica de contenido social. Dice que cuando se ocupa de las necesidades se corrompe, por eso es conocido como una gramática de la política. Bernard Crick, reconoce que se inspira en Arendt y Laski ( que traslada la soberanía a los grupos plurales), para desarrollar esta tesis en su bello libro: En defensa de la política.
La política comienza su degeneración cuando se hace girar en torno a una relación de mando y obediencia y se separa el gobierno de la sociedad.
Al ponerle fin los romanos a la monarquía dan lugar al gobierno de dos consulados, ya que separarlo de la sociedad hay que alejarlo del gobierno de un solo hombre, dando origen a la República, como un poder equilibrado. Despues del golpe de César y la llegada de Augusto, se funda el Imperio, que no obstsnte conservar la division de fachada del poder, lo entrega a un solo hombre, que llegó a ser electo por sus propias legiones. No es casual que Maquiavelo, alimente sus teorías principezcas en la Antigua Roma. La política como mando, que tanto maldice Arendt, termina imponiéndose y toca al florentino primero y después a Weber, definirla como una lucha del poder por el poder, argumentando el fundador de la sociología comprensiva, que como puede servir a todos los fines, no puede definirse por alguno de ellos.
Ya en la Revolución francesa, Sieyés había dicho, al preguntarse ¿ qué era el Tercer estado, es decir la burguesía? Se contestó: todo. Con lo cual daba lugar a la fundación de un Estado burgués, de una sola clase social , emplazándose a justificarlo para que fuera aceptado como de todos, aun cuando fuera de una sola clase social, en el cual no tenía cabida la diferencia y en consecuencia los partidos como expresión de la diversidad. La ley Le Chepellier de 1791, prohibio todos los cuerpos intermedios. Desde entonces la ideología liberal se ha encargado de hacer pasar un Estado clasista por un Estado neutro. Desde entonces la política y los partidos son acusados de dividir una monolítica nación que no necesita de partidos sino de elegidos que reciban por revelación qué es el bien común. Dede el punto de visita holístico el representante lo es de un todo. De acuerdo con esta visión es mejor la aclamación que el voto individual. El mismo Sieyés propuso una figura , en lugar de partifos, que esporádicamente tuviera la función de proponer candidatos. Si para el liberalismo la sociedad es una solo pieza no hay porqué dar lugar a que sea fragmentada por la política y los partidos.
La corrupción de que se acusa a la polticas es la corrupción generada por una política que se circuncribe a la lucha del poder por el poder y que ni siquiera es capaz de ver política fuera del Estado, negando el papel que han realizado los grupos de la sociedad civil en la Revolución francesa y en la lucha de nustra misma independencia nacional.
Que esa política que gira en torno a la lucha del poder por el poder no se hace en los cafés es cierto, muy cierto, pero la política como discusión y persuacion para la acción común si se hace también en los cafés. En la primera mitad del siglo Xlll , dice Hans Speier, se dice que Londres tenía no menos de dos mil cafés, donde se hacía política. En Francia los clubes, cafés, salones… jugaron un papel relevante que fraguaron la Revolución. La Corregidora de Querétaro dirigió un salón que finalmente detonó la lucha por nuestra independencia nacional. Los salones eran eso. Lugares de reunión en la casa de alguna figura que congregaba a simpatizantes de una causa común.
Es muy explicable que muchos partidarios del realismo político, por azares de las circunstancias recibieran una postulación priista y que después de esa oportunidad nunca regresaron con su clientela electoral, pero eso si, en cada elección para gobernador los veamos en los escaparates políticos pidiendo otra oportunidad.
Es precisamente la politica concebida como lucha por el poder la que lleva a los incursionan a ella al engaño, a la secrecía, a la mentira, a la trampa, a la argucia, a la componenda, a embolsarse los recursos públicos, al abuso del poder, a hacerse de séquitos, a no definirse, a flotar entre todas las aguas, a premiar la lealtad canina, a reciclar residuos politicos, a enmascararse, a suplantar la política por la razón de Estado…porque para ellos, como dijera Calicles, la justicia está en el más fuerte y de lo que se trata es de controlar y aplastar. Su concepto de democracia, como lo apunta Konrad Hesse: …también es el dominio de unos seres humanos sobre otros. Página 127 de sus libro Escritos sobre derechp constitucional. CEPC.
Para mi no hay otra, sobre todo en estos momentos de crisis general, que denunciar a los traficantes de la política y volver a hacer de ella un recurso para que la deliberación y el acuuerdo produzcan las leyes que decidan libremente sus destinatarios. Demostrar que la política es mucho más que la lucha por el poder institucionalizado en el Estado y que ella está en el foro, en los cafés, los salones, las universidades, las normales, el Politécnico, los talleres, las colonias, el transporte público. Las decisiones politicas corresponden a la política y no al mercado. Honremos la política para volver a ella, si queremos que los cambios se den en la legalidad y de manera pacífica.