Sin tacto
No le pedí chamba
Por Sergio González Levet
Un estimado lector me envió cierto mail en el que se muestra de acuerdo conmigo con lo que escribí en el “Sin tacto” de ayer, respecto de que dan pena ajena las incorrecciones gramaticales en que incurre el gobernador Cuitláhuac García cuando publica mensajes en sus redes.
Coincide conmigo mi corresponsal en que la carta abierta “A la opinión pública de la gente”, como titulé mi entrega de ayer, citando la barbaridad que viene en el texto con el que el Gobernador de Veracruz dio a conocer su postura en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sin embargo, me hace una reconvención que reproduzco a la letra:
“Señor Levet, me ocupa que Usted que ha sido un crítico del gobierno de Cuitláhuac, ahora le ande pidiendo chamba como lo hizo expresamente ayer, ¿no le daría pena trabajar con un gobernador que ha cometido tantos problemas?”
Antes de contestarle a mi estimado lector, pongo aquí o que yo escribí ayer en el último párrafo de mi columna:
“Señor Gobernador, como lingüista y escritor, desde este espacio me ofrezco a revisar acuciosamente los textos que se vayan a hacer públicos de parte de su Gobierno. Estoy a sus órdenes, para rescatar la dignidad de Veracruz, cuando menos en este terreno. Y lo haría de gratis, para que no me vayan a salir con que cobro más que el Presidente.”
Dos cosas tengo que decirle a mi exigente revisor:
1. Soy un profesional que contrato mi fuerza de trabajo a cambio de un pago, cuando es el caso. Como lingüista y escritor, me he dedicado toda mi vida laboral a revisar textos que han escrito otras personas, y a redactar otros sobre temas específicos que me solicitan.
En innumerables ocasiones he puesto al servicio de otros mi experiencia y mis capacidades. Pero no vendo mis ideas, ni mi libertad, ni mi pensamiento.
2. No le pedí trabajo para nada a Cuitláhuac García porque soy fiel a mis convicciones (perdón que use esta expresión tan desgastada por los políticos). Le dije, sí, que por la dignidad de los paisanos estaría dispuesto a revisar y corregir los textos que envíe para su publicación, con el fin de que cuando menos estén correctamente redactados y no nos produzcan esa sensación de ridículo que venimos padeciendo.
Pero específicamente dije que lo haría sin cobrar nada. No le solicité, pues, que me diera un empleo, sino que le ofrecí al novato mandatario mi concurso y mis habilidades con el fin de mejorar la sintaxis, la ortografía y hasta la prosodia de lo que aparezca escrito a su nombre, porque siempre, pero más en los últimos días, en verdad que ha estado de dar lástima.
Pero chamba no pido, ni quiero.