Sin tacto

ESTATAL, OPINION

 

Gómez Cazarín, la congruencia

Por Sergio González Levet

Para los espíritus pobres, es muy difícil acompasar las palabras con los hechos, los dichos con las actuaciones, las declaraciones con las acciones. Tal concordancia es una virtud reservada para los valientes, para los disciplinados, para los que tienen más de un dedo de frente… para los que consideran la ética como un elemento esencial en el desarrollo de la vida humana.
Es tan difícil y artificial para unos, como fácil y natural para otros.
Reconforta, pues, constatar que el Presidente de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura actual, Juan Javier Gómez Cazarín, tiene impuesta como divisa la búsqueda de la congruencia en su devenir como ser humano y ahora en su advocación de político cercano a los intereses de los olvidados, los necesitados, los que padecen injusticia.
Leo en la expresión corporal del nativo de Hueyapan de Ocampo su anhelo de permanecer sencillo, cercano, situado a ras de suelo para poder escuchar a la gente y sentir sus dolores, sus lamentos, sus quejas.
Y veo que cumple cotidianamente con hechos palpables: platica con sus electores, con los ciudadanos que acuden a él en busca de un apoyo, de una gestión; recibe a peticionarios y les contesta con verdades de a kilo, porque dice y cumple cuando se puede, y confiesa su negativa ante solicitudes imposibles de resolver.
(Recuerdo aquí una genial distinción que hace mi hija Mar: un burócrata es una persona -llamada erróneamente “servidor público”- que dice que no cuando se puede; un político es una persona que dice que sí, aunque no se pueda. Nuestro personaje de hoy no entra en esta taxonomía, por fortuna).
Pero Juan Javier trata de conservar la decencia en la función pública, tan “indecentada” por tantas practicas perversas que patentaron los priistas emanados cuando la Revolución se bajó del caballo y que después siguieron con genéricos y similares (lo mismo, pero más barato) los panistas que los sucedieron, y ahora ejercen por desgracia muchos funcionarios que presumen ladinamente una honestidad muy puesta a prueba y a la sospecha ciudadana.
Sorprende en lo grato que el diputado que lidera a la mayoría partidaria de Morena en el congreso estatal se baje de cualquier pretensión y señale que él no quiere ser candidato a la gubernatura, y por lo pronto a ningún otro puesto de elección para el 2024, aunque estaría en su derecho. Y véanlo cómo se expresa ante sus compañeros de partido:
“Personalmente y con mucho respeto, como un militante más, creo que debemos ratificar nuestra alianza con las y los militantes.
“Refrendar nuestro compromiso con la militancia de territorio, de convicción, de lealtad a la Cuarta Transformación del país.”
Y escuche bien a este cardenal del régimen que se comporta como un jesuita, porque es cierto lo que dice:
“Está en curso el proceso para elegir delegados del partido. Ya lo dije y lo repito: yo estoy fuera porque ya soy diputado y hay que dejar el espacio a más compañeras y compañeros que también merecen participar.
“Morena debe seguir siendo de sus bases”-
Con unos tres o cuatro como él…

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