Doce pasos

OPINION
Da Vinci en Xalapa en su paso a Brasil
Por Livia Díaz
El pasado  jueves  la ciudad se encuentra entre la nube a las ocho de la noche. Fue una jornada extensa de roscas de reyes y la visita a la escuela Realia en la avenida Xalapeños Ilustres, que por tres meses es galería para mostrar obra recreada con mucho ingenio y pinturas del genio italiano.
Se sabe que el autor de La Gioconda, entre otras pinturas del medievo, se llamaba Leonardo y nació en Anchiano en 1452. Lo demás, al parecer, por lo leído y contado esta tarde en la institución de Alejandro Mariano, ha sido compilado, recreado, transmitido de boca en boca y la investigación y la biografía del «hombre universal» se sigue escribiendo.
Luca Pianesi, director general de la Fundación Exposiciones sin Fronteras,sonrió cuando le pregunté sobre los «llegues» que le dan al autor en la serie de Los Borgia. Para el entrevistado, el vate, músico, médico, pintor, entre otros 30 oficios, «era un humanista» y quizá para sobrevivir y también para abrir varios frentes y brechas, hizo pantomima de su propia creación, como son estructuras de guerra exageradas en su manufactura para no funcionar, o máquinas para la tortura que no le hicieron daño a nade. Sin embargo como lo vimos en varios episodios y está en muchos libros, con César Borgia hizo mancuerna y analizaba venenos tanto para que fueran indetectables como antídotos para detectarlos. Eran tiempos, sin dudas muy duros, y fue muy difícil sobrevivir. La plática fue muy enriquecedora con tan entrañable viajero, amante de la obra de Leonardo di ser Piero da Vinci, que ya se presentó en muchas ciudades del país, y va para Brasil.
Los pasillos de la institución que acoge esta muestra que durará hasta marzo, en la capital del estado de Veracruz, están aglomerados de vitrinas con objetos que se pueden observar con mucho afán pero no son antiguos y acunados en museos, sino a partir de los documentos encontrados y adjudicados al también arquitecto, como una escafandra para sumergirse en el mar o unas alas para colocárselas y elevarse, entre otras. Allí también tienen su vestimenta colorada, y es como lo pintan, a partir de un original de terciopelo con una pluma de avestruz en el sombrero. Sólo le faltaron las babuchas.
Lo más lindo que escuché en la inauguración, fue que es el momento en que los niños y las niñas vean que se acerquen a la obra de este creador, que tengan acceso al arte, a la visión del otro. A la ciencia.
Nos sorprendió ver familias comentando cosas de tantas películas que se han hecho a partir del maestro, vida y obra, y sus creaciones. Muchas de ficción, pues sólo en la ficción muchas de éstas máquinas fueron concebidas, como toda poesía, para la posteridad en la que alguien ve el cuento y lo lleva a cabo, materializando los conceptos plasmados por el ser.
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