Estimada Olguita:

Solo pretendo, con estas cortas palabras, llegar a su corazón, para darle mi más sincero agradecimiento por haberme acompañado de manera tan efectiva, en el desarrollo de esta noble labor de la seguridad social para el magisterio, a la cual nos dedicamos.

Gracias por su entusiasmo, por su dedicación al trabajo, por su apertura al cambio, por sus aportes y por secundarme en las diversas ideas, propuestas y proyectos, que hoy vemos realizados y que serán los pilares sobre los que se siga apoyando el desarrollo futuro de nuestra institución.

Todos los plazos se vencen, y hoy ha llegado el momento de decir No un adiós, sino un Hasta siempre.

Sin embargo, siéntase tranquila y optimista con relación al futuro, pues conozco el compromiso y el tesón con que el que ha trabajado toda su vida.

Es tiempo de disfrutar junto a su familia y amigos, todos aquellos momentos maravillosos de los que a veces nos privamos por darle prioridad a nuestras responsabilidades.

Por favor, no permita que en épocas difíciles como esta, la rutina, el conformismo o el desaliento entren en el diario vivir; sino, muy por el contrario, luche por mantener el espíritu de innovación y el entusiasmo que la caracteriza y que ha sido el motor del desarrollo alcanzado.

Mil gracias de nuevo por todo el apoyo, pero especialmente por la dedicación y el cariño con que supo llevar estos 53 años como una Mujer ejemplar que estuvo siempre al servicio del magisterio.

Muchas gracias, disfrute su jubilación, enhorabuena y ¡felicidades!